La sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular en su quinto período ordinario de la décima legislatura, aun en desarrollo, devino verdadero ejercicio representativo de la democracia en la nación cubana; jornada trascendental con el privilegio de tener por testigo a toda la población.
Los debates, análisis, reflexiones, propuestas, informaciones y acuerdos del parlamento, fiel representante de los intereses del pueblo, revelan todo cuanto se ha hecho, se hace y se proyecta para avanzar desde los emprendimientos mancomunados, la voluntad y la inteligencia con el accionar en los diferentes ámbitos de la sociedad.
No es este un momento más, sino una convocatoria a la unidad para lograr todo lo posible desde la capacidad, el esfuerzo prudente y organizado y la batalla contra los errores, ante cada objeto de trabajo y en cada misión, al amparo de la lealtad y el amor.
De hecho esta asamblea se convierte en un desafío para la implementación de todo lo acordado con orden, disciplina y clara visión de los objetivos a todas las instancias del país, no solo en lo que se refiere a los ministerios y sus estructuras, a las organizaciones empresariales y a todos los factores decisores en el propósito de vencer dificultades; también a los consejos populares y los delegados les corresponde crecerse en su funciones porque a instancia de la comunidad es donde mayormente el pueblo deviene protagonista en la solución de los problemas.
Mucho queda por hacer, pero si cada cual cumple con su contenido de trabajo con confianza y seguridad, se pueden vencer los escollos, a ultranza de las reales afectaciones del bloqueo. Y es que esa espada de Damocles no podrá impedir la fuerza unida de los cubanos.
Como dijo nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, “Revolución es sentido del momento histórico…” y para los cubanos significa juntar sus empeños, vencer los obstáculos y seguir haciendo camino al andar.