Hoy 12 de julio se cumplen 210 años del natalicio de Mariana Grajales Cuello, quien llegó al mundo en una fecha como esta pero de 1815 en Santiago de Cuba.
De ella dijo José Martí: “Que epopeya y misterio hay en esta humilde mujer”. Y tenía razón el apóstol. De Mariana se han escrito cientos, tal vez miles de textos, por biógrafos, estudiosos de su vida y periodistas, a aun así, siempre queda algo nuevo por descubrir.
Desde su nacimiento hasta su muerte el 27 de noviembre de 1893 transcurrieron 78 años y cuatro meses. Ese fue el tiempo de vida de Mariana Grajales durante el cual logró conformar una leyenda que tuvo como centro la familia y la libertad de la patria.
Como cuenta la historia, a pocos días de iniciarse la primera gesta independentista en La Damajagua, Mariana reunió a toda la familia y arrodillada ante la imagen de Cristo le hizo jurar: “libertar la patria o morir por ella”.
Fue ese, sin duda, un gesto de incalculable valor patriótico al ofrendar a la Cuba esclavizada por los colonialistas españoles la vida de su esposo e hijos varones y hembras para la causa de la independencia, fusionando así la familia y la patria en un solo destino: la libertad.
Ni el esposo Marcos Maceo ni sus trece hijos defraudaron a Mariana. Todos de una u otra forma se convirtieron en bravos guerreros y algunos todavía ella en vida, murieron en el combate y otros caerían después, pero siempre en cumplimiento de aquel juramento hecho a la madre.
Mariana mismo con 60 años se fue a la guerra y no fueron pocas las vicisitudes afrontadas por esta mujer excepcional durante el período de lucha y después en el exilio en un rincón indiferente extranjero.
En Jamaica falleció en 1893 triste porque la patria todavía estaba esclavizada, pero se fue de la vida convencida de que los hijos que le quedaban, como Antonio y José no dejarían caer el machete libertario a menos que se lo arrebatara la muerte.
Al cumplirse hoy el 210 aniversario del natalicio de Mariana Grajales, los cubanos de hoy no nos dejaremos arrebatar jamás la independencia que ella con su ejemplo nos enseñó a conquistar.
Ese es el juramento de sus hijos de hoy.