Este tercer domingo de junio se celebra el Día de los Padres en Cuba, una jornada muy esperada para demostrar el amor, el agradecimiento y el compromiso hacia aquel que ha contribuido de forma indispensable en el camino de cada ser humano.
Ser padre va más lejos que dar vida: significa formar, guiar y dejar una huella en las generaciones que vendrán. Así lo viven muchos padres en Santiago de Cuba, que, sin dejar de enfrentar las dificultades del contexto, están presentes para apoyar a sus familias, proporcionar seguridad, sueños y un futuro más digno.
En un barrio de Santiago, el señor Pedro López, de 65 años, reflexiona junto a sus nietos: “Ser padre implica sacrificio, dar más de lo que reciben, pero también significa tener el privilegio de dejar una parte de nosotros en el mundo”, afirmó mientras besaba a sus pequeños en la frente.
De sueños, sacrificios y amor sin comparación
Pero el Día de los Padres también es el de los hijos, que muestran el afecto y el agradecimiento hacia ellos. La joven Isabel Torres, de 17 años, dice: “Mi papá ha estado ahí en cada paso importante de mí vida, dándome apoyo y fuerza para que pueda ser alguien de bien”, mientras que el pequeño Daniel Rivera, de 10, simplemente resumió: “Mi papá es el más grande héroe que tengo”.
Esta jornada revela el papel indispensable de los padres en el fortalecimiento de las familias y de toda la sociedad. Según el psicólogo Manuel Díaz, “un padre involucrado proporciona estabilidad emocional y seguridad, aumentando así las probabilidades de que los hijos sean ciudadanos más felices, más resilientes y más comprometidos con el futuro de la comunidad”.
En Santiago de Cuba, el Día de los Padres deja una estela de emociones, sueños compartidos y mensajes de gratitud hacia ellos. Un recordatorio de que el amor de un padre deja una huella permanente en el alma de cada ser humano.