Santiago de Cuba, radiante estrella del firmamento cubano, llega este 25 de julio al aniversario 510 de su otrora Villa, momento trascendente en la historia de más de 5 siglos atrás, cuando fuera descubierta esta porción de tierra por el adelantado Diego Velázquez de Cuellar, sin este imaginar, entonces, que por la naturaleza de su gente, pronto seria identificada como la más noble y más leal.
El decurso histórico es conocido por todos los habitantes de esta región, a quienes les distingue una sólida identidad, fruto de centenares acontecimientos sociales, que han cosechado en hombres y mujeres la virtud de ser portadores de los más sublimes sentimientos de amor, de ahí ser reconocidos por su hospitalidad, su altruismo, valentía y lealtad a la Patria.
Su gente, como comúnmente se dice, ha dejado la impronta por su probado valor en muchas contiendas transcurridas, desde la guía simbólica de su Santo Patrón, Santiago Apóstol, devenido mambí, y las posteriores luchas libertarias con una pléyade de patriotas, puestos de pie ante la determinación de libertad o muerte, entre los que resalta la figura de Antonio Maceo, Titán de Bronce, por su coraje e intransigencia revolucionaria, frente al régimen colonial.
Herederos de esa portentosa gesta, los santiagueros colmaron también las filas gloriosas del Ejército Rebelde hasta el colofón victorioso del pueblo con la revolución liderada por el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.
Para una legendaria historia de 510 años no alcanzan renglones en este espacio, pero si lo suficiente para revelar el orgullo de la nación por estos hijos, quienes no solo siempre están listos a cualquier batalla en defensa de la obra construida, sino que, a la par, mancomunados, animan a levantarse con optimismo, inyectan alegría y profesan confianza en la victoria.
Los santiagueros y santiagueras son bullangueros, cordiales y fiesteros a toda prueba, de ahí la fama de sus carnavales, reconocidos, históricamente, como la fiesta popular más grande de Cuba, aunque desde hace pocos años no se celebran en toda su magnitud, debido a las restricciones económicas, propiciadas por el bloqueo imperial.
Mas no hay cerco genocida capaz de lacerar la alegría, basta compartir lo que se tiene entre cervezas, ofertas alimentarias y la inigualable música, multiplicadas por todos los rincones de esta cuidad, que este año también estará celebrando el aniversario 73 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Podrán faltar muchos recursos, no dejarán de molestar los apagones, ni quizás pudiera disponerse de todo lo necesario de la canasta básica para el común de la población, pero nadie se rendirá ante los obstáculos, nadie le hará el juego al enemigo y sus séquitos. El pueblo seguirá cabalgando con Díaz-Canel y al mando de Fidel, sobre la montura de un rocinante con un trote seguro y promisorio.
Santiago seguirá siendo Santiago, alegre, corajudo y sobre todo muy leal. Y jura cumplir con Fidel cuando dijo: “¡Que siempre sean ejemplo de todos los cubanos, tu heroísmo, tu patriotismo, y tu espíritu revolucionario!… y ¡Que siempre nos espere lo que aquí conocimos aquel glorioso Primero de Enero!: ¡La Victoria!”