Fue el 3 de febrero de 1962, apenas tres días de Cuba ser expulsada de la OEA, cuando el entonces Presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy, emitió la proclama presidencial 34-47 que oficializaba el bloqueo económico total de ese país a la isla caribeña y cuyo propósito indiscutible era, rendir al pueblo cubano por hambre y enfermedades.
Esa decisión del mandatario norteamericano no fue más que la oficialización de algo que se había iniciado prácticamente desde los primeros meses del triunfo revolucionario en la isla, ya que en el mes de junio de 1959, por ejemplo, se redujo la cuota azucarera, que después fue suprimida totalmente, además de prohibir las inversiones privadas en Cuba y eliminar la ayuda económica a la isla.
La proclama emitida por el presidente estadounidense ese 3 de febrero hace 63 años, ordenaba al Secretario del tesoro promulgar todas las medidas y regulaciones necesarias para hacer efectiva la prohibición de importaciones a Estados Unidos de los productos cubanos y de todos los importados desde o a través de la isla. Asimismo el documento ordenaba al Secretario de Comercio diera continuidad y reforzara las medidas de prohibición a todas las exportaciones de Estados Unidos hacia Cuba.
El bloqueo económico a Cuba formó parte entonces y aún lo es de la política agresiva de los gobiernos de Estados Unidos, para hacer pagar a los cubanos el precio de su libertad, soberanía e independencia en todos los sentidos.
Ese bloqueo económico oficializado hace hoy 63 años, reforzado a través del tiempo con otras medidas como las Leyes Torricelli y Helms-Burton, ha causado a la isla daños económicos ascendentes a miles de millones de dólares, lo que constituye sin dudas, un acto de genocidio y una violación flagrante del derecho internacional.
Desde aquel 3 de febrero de 1962, los cubanos hemos resistido y con bloqueo o sin bloqueo, acumulamos victorias, que ni el propio imperio puede exhibir y marchamos con la frente en alto optimista y segura que más temprano que tarde el bloqueo no será más que un capítulo amargo de nuestra gloriosa historia.