Por: Kevin Reyes Solares/Estudiante de Periodismo y Katherine Tamayo Pérez
El 28 de enero de 1853, la calle Paula fue testigo del nacimiento de un ser imprescindible en la construcción de la nación cubana, José Julián Martí Pérez, apóstol de la independencia, faro en el devenir de la Isla.

Desde temprana edad mostró su sensibilidad excepcional y talento literario notable. Fue un incansable escritor, poeta, periodista y orador, utilizando su pluma como arma principal en la lucha contra el colonialismo.

A los 16 años fue encarcelado por sus ideas independentistas, lejos de silenciarlo, este hecho consolidó su compromiso revolucionario.
El exilio, tanto en España como en Estados Unidos, le permitió afinar su pensamiento político y desarrollar su prodigiosa capacidad literaria.
Martí no solo fue un intelectual brillante, también un estratega político. Su obra inició Desde el exilio, concretando el Partido Revolucionario Cubano, y tejiendo el inicio de la Guerra de Independencia de Cuba en 1895.

Su visión de la revolución, y de una Cuba libre, se extendía a América toda, abarcando la necesidad de una sociedad justa y equitativa para todos sus habitantes.
Martí, el más universal e ilustre de los cubanos, apóstol, maestro; figura invaluable de historia de la nación, su ideario se mantiene vivo en cada pueblo Latinoamericano que lucha por defender sus raíces y su cultura.
