La situación económica sigue tensa en la provincia Santiago de Cuba y no todo corresponde al bloqueo externo, cuando a toda luz aparecen nuestras ineficiencias, falta de control, de seguimiento, de instrumentación de la legalidad preestablecida y en los peores de los casos, por falta de valentía para exigir y no vacilar ante lo mal hecho.

Al cierre del pasado mes de septiembre, se informó a la máxima dirección del país, de las urgencias para cumplir a toda costa el plan del año 2024 y cómo una partida podría ayudar en este sentido, me refiero al cobro de las multas pendientes, porque uno de nuestros constantes problemas en materia económica son las cuentas por cobrar y pagar.
En este sentido, se informó de un monto de 69,9 millones de pesos en multas pendientes, pero que una de las grandes soluciones para avanzar mejor sería cobrarlos, además, de otra partida que nos llevaría a cobrar hasta los 158,8 millones, entonces, sólo por esta variante se le quitarían al déficit 250 millones de pesos.
Y hay que estar consciente de esto, el daño que repercute cuando se toleran indisciplinas, como el impago, las demoras, incluso, la ejecución incompleta.
Solamente el déficit presupuestario planificado para este año es de más de 6 mil cuatrocientos millones de pesos, pero al cierre de septiembre se logró disminuir el déficit en 22 millones de pesos y se puede avanzar por la variante antes mencionada, ahora bien, no puede ser una práctica corriente llegar al cúmulo de los impagos o de las deudas por cobrar.
Una de mis grandes preocupaciones en temas económicos es este tema de las cuentas por pagar y cobrar, un gran lunar en nuestra economía –tradicionalmente-, al punto que de antemano comenté, cuando por primera vez se habló de la formación de los nuevos actores económicos cubanos, la posibilidad de que este mal ejemplo calaría, tanto en las MIPYMES como en el Trabajo por Cuenta Propia. Y lo que temía, sucedió.
Aquello de que “árbol que nace torcido jamás enderezarás”, es cierto en la mayoría de las veces. Y de no solucionarse cuanto antes este pésimo comportamiento, ello repercutirá –negativamente- en la contratación económica, en una débil contabilidad, peligro en la conciliación desde el primer momento, porque afectaría el capital que se dispone y su deficiente concertación; mala contabilidad de las operaciones; la no realización de conciliaciones; además de la falta de capital para asumir los pagos en los tiempos pactados y la inadecuada utilización de las pasarelas y medios de pago electrónico.
Por eso, se exige el cumplimiento de medidas como: potenciar el código QR para los pagos por canales electrónicos, “las conciliaciones de las deudas, la asignación de financiamientos para honrar los adeudos del Presupuesto por conceptos de subsidios, delimitar las responsabilidades en los diferentes niveles de dirección y perfeccionar el sistema de control de las cuentas por cobrar y pagar.”
Llama la atención que Betsy Díaz Velázquez, titular del Ministerio del Comercio Interior (Mincin), informó en sesión de trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular, según publicó Granma en enero del año pasado que ”las cuentas por pagar vencidas –con respecto a igual periodo en 2021– crecieron un 33 %, con cadenas de impagos desde el comercializador minorista hasta el productor o importador, en tanto, a través de canales electrónicos, solo se cobró 533 772 000 pesos, el 1,3 % de las ventas minoristas; de ellos 88 millones con el uso del qr en las bodegas, fundamentalmente.”
No es posible que en todos los escenarios, hace décadas, se vuelva a lo mismo, aquí en la provincia Santiago de Cuba: a la necesidad de mayor exigencia en el control de las cuentas por cobrar y pagar vencidas, porque si crecen las cadenas de impagos, las altas deudas limitan los ciclos productivos y se termina afectando la capacidad de compra y, por supuesto, a la economía.
