Las severas restricciones que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba limitan severamente el desarrollo de inversiones, mantenimientos y la sostenibilidad de los servicios de acueducto y alcantarillado en territorio santiaguero.
En esta provincia son evidentes las consecuencias el cerco, que impide la adquisición de maquinarias, equipos pesados, tecnología y materias primas. La carencia de equipos de bombeo, piezas, accesorios y componentes eléctricos afectan directamente el suministro de agua a la población.
“Nosotros dependemos de financiamiento y para nuestro país las transferencias bancarias en el exterior son un problema porque cada vez son menos los bancos dispuestos a realizarlas, debido a que pueden ser multados con sumas millonarias. También se hace muy difícil la importación de recursos.
“Para poner un ejemplo de nuestra provincia: aquí no disponemos de equipos de bombeo nuevos, o de reserva. Entonces cuando hay averías, es mayor el impacto negativo en el abasto de agua. Aquí no hay cemento para acometer los trabajos, prácticamente no tenemos piezas de repuesto ni lubricantes para el mantenimiento de los equipos de transporte y de construcción”, detalló Wilmer Estrada Heredia.
El directivo señaló que la imposibilidad de ejecutar nuevos objetos de obra en la rehabilitación integral del acueducto de Palma Soriano es otra muestra del efecto devastador de la guerra económica contra la isla. Para ese municipio santiaguero se proyectó una inversión que favorecería a más de 80 000 habitantes; pero la paralización del crédito para el financiamiento de los trabajos solo permitió beneficiar a 27 000 personas.
Ante los desafíos que impone el cerco, cobran más relevancia la innovación, el control estricto de los recursos, y la calidad de los trabajos para lograr soluciones sostenibles y duraderas.
La afectación causada por la política de asfixia sostenida en Washington contra el pueblo de Cuba ronda los 20 millones de dólares.