Avanza el noveno mes del año y se sienten más las tormentas con fuertes rachas destructoras, al punto que en varias zonas de la ciudad de Santiago de Cuba son notables las ramas partidas, frutos caídos, pero el calor no se disipa, todo lo contrario, el efecto invernadero es notable después que pasa el norte.
Lo mejor de todo es que amanece como días típicos de verano hasta que irrumpen las lloviznas, al mediodía, o sobre las dos y media de la tarde; muy similar a los aguaceros de septiembre 1888, cuando por Caibarién sonó la alarma el día 4 en dirección al oeste-suroeste, entonces, no existía como ahora un cuerpo de la defensa civil con misiones y tareas estratégicamente definidas.
El país enfrentó un registro estadístico más claro. Los estudios más intencionados en la incipiente meteorología cubana connotaron la peligrosidad de septiembre como antecedente inmediato de un octubre peor.
Al punto que las miradas más enfocadas hacia la atmósfera nacional implicaron una necesidad: comunicar, cómo divulgar los estudios de Casa Blanca, en un parte que implicara la dirección de los vientos, las temperaturas, los nublados y hasta el posible nivel de los oleajes. Y poco a poco, septiembre alimentó el interés de la joven meteorología cubana, enfocada a lo que pasa en el océano atlántico, el Caribe y el Golfo de México.

Lo curioso es que todo esto motivó el primer despacho por la pionera 2LC, la pequeña, rudimentaria, pero muy oportuna planta radial de Luis Casas Romero.
Mucho antes, uno de los sucesos más trágicos a partir de los cambios atmosféricos en septiembre, implicó a la ciudad de Santiago de Cuba, de cuyo puerto partió el flamante buque trasatlántico español conocido como el vapor “Valbanera”, que nunca llegó a su destino habanero porque fue atrapado por la fuerza de los vientos, las copiosas lluvias de un huracán que dejó terribles huellas.
La tragedia del “Valbanera«, del 9 de septiembre de 1919, dio por sentado el poder destructor de sus vientos con máximas de 240 km/h, suficiente para ahogar a 388 pasajeros y una tripulación de sesenta personas.
“Si bien fue la mayor catástrofe naval en tiempos de paz para España”, también signó el uso, por primera vez, de la radiotelegrafía, o la comunicación telegráfica, que funciona por medio de ondas electromagnéticas, y agrupadas en puntos o rayas, que conforman el llamado código Morse. Y esta “nueva tecnología” de época, tuvo su repercusión en la batalla naval en Santiago de Cuba y en los primeros efectos sonoros de la radio criolla, precisamente, a la hora del cañonazo de las nueve, cuando se transmitía el parte del tiempo por la decana emisora la 2LC.
Sobre el impacto de huracanes en el mes de septiembre, están las memorias de las trágicas jornadas en 1933, en plena crisis económica y política que dejó en Cuba el dictador Gerardo Machado, entonces, las notas de prensa fueron sobre los duros contratiempos en la costa norte central y parte del occidente.
En septiembre de 1998 ocurrió el paso del destructor Georges, la séptima tormenta tropical, el tercero y el primer huracán de categoría 4 de la temporada del Atlántico, y alcanzó la categoría 3, en la escala de Saffir-Simpson.
Cómo olvidar al huracán Isidore que golpeó entre los días 14 y 27 de septiembre de 2002, con vientos de 205 km/h, y fue la novena tormenta y el segundo fenómeno de la temporada ciclónica en el Atlántico, en el mencionado año.
Súmele a la lista de septiembre el huracán Iván, el quinto de la temporada ciclónica en 2004, la novena tormenta tropical y con vientos máximos de 275 km/h —clasificó como un huracán categoría 5, en la escala de Saffir-Simpson— y dejó en crisis mayor a Granada, Barbados, Tobago, San Vicente y las Granadinas, Jamaica, Cuba, Venezuela y Estados Unidos.
Finalmente, el huracán Ike registrado entre el primero y el 15 de septiembre de 2008. Los vientos fueron de 230 km/h, mató a 195 personas y con categoría 4, en la escala de Saffir-Simpson, impactó muy fuerte en Texas, Cuba, Bahamas, Canadá, Islas Turcas y Caicos, Haití, La Española, Cayos de la Florida, República Dominicana, Luisiana, Valle de Misisipi y Valle de Ohio, pero la historia de estos fenómenos atmosféricos no concluye en el noveno mes del año, por delante siempre el muy peligroso Octubre.
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