Cuando hace alrededor de un año se hacia hincapié en la necesidad de potenciar todas las acciones relacionadas con la bancarización, no era un simple proceder del reordenamiento general del país, respondía a una razón oportuna e imprescindible, dadas las circunstancias económicas y el desarrollo de la nación.
Si bien se fueron insertando las diferentes vías para el modo adecuado desde los canales digitales, a instancia estatal y no estatal, aún no se ha podido estabilizar el sistema, no solo por falta de dominio de las diferentes opciones, a pesar de la amplia divulgación, sino, en algunos casos, por el uso inadecuado que da al traste con los objetivos, al generarse acciones ilegales y delictivas. Los mecanismos están bien definidos y no admiten manejos improcedentes.
Ninguna formación económica social se puede permitir la existencia desmedida de dinero circulante porque eso conlleva a la inflación con todos sus efectos negativos: la moneda se devalúa y los productos elevan sus precios y, por consiguiente, el poder adquisitivo de las personas se afecta.
Actualmente son situaciones que se producen, nada ajenas a los propios efectos de la crisis económica ocasionada por el bloqueo. Si las herramientas y canales de la bancarización se hubieran establecido en tiempos de normalidad, otras fueran las circunstancias.
Se trata de un proceso inexorable para ordenar los flujos financieros, potenciar el uso de los instrumentos de pagos y disminuir el empleo del efectivo en estas operaciones.
La bancarización como se ha dicho facilita la gestión del dinero de forma más eficiente, ayuda a un historial crediticio a los que acceden a los servicios bancarios, promociona el ahorro y es un mecanismo esencial para el desarrollo de la economía, con la suerte de los adelantos tecnológicos y el nivel de instrucción del pueblo.
A todos beneficia y a todos compete, estatal o no estatal contribuir con efectividad al empleo de los canales digitales como condiciones indispensables para el desarrollo de la economía; eso, exige responsabilidad y conocimiento de todas las personas, en armonía con las exigencias de las instituciones bancarias.