Hoy cuando las manecillas del reloj marcaron el primer segundo pasada la medianoche, los CDR llegaron al Aniversario 64 de su fundación y en ese instante, se hizo realidad la reafirmación de que lo juramentado aquella noche del 28 de septiembre de 1960 es un eterno compromiso del pueblo: defender a toda costa y costo la Revolución Cubana, sin importar cuÔles sean los enemigos.
Aquella memorable noche en el antiguo Palacio Presidencial, entre casi UN MILLĆN de habaneros el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó: āVamos a crear un ComitĆ© en cada cuadraā y refiriĆ©ndose a los enemigos de la Revolución seƱaló: āVamos a ver quiĆ©n puede moverse aquĆā
Desde esa noche han transcurrido 64 años y las pupilas que se abrieron entonces, siguen hoy bien abiertas para vigilar a los enemigos de la Revolución y no permitir que jamÔs la Patria sea sometida nuevamente a la oscuridad de la cual salió el glorioso amanecer del Primero de Enero de 1959, iluminÔndola con su sol radiante para siempre.
Con satisfacción pueden los CDR decirles hoy a Raúl, al Partido y a la Revolución que esa misma vigilancia ha sido ampliada y se mantiene como el primer deber de cada cederista, independientemente de que la masiva organización ha demostrado su eficacia en otras tareas económicas y sociales, las cuales ha cumplido también con entusiasmo y honor, como son el apoyo a las campañas de vacunación, las donaciones de sangre, la recogida de materias primas y materiales reciclables. Los cortes, siembra y limpia de caña en centrales y bateyes y el enfrentamiento a las actividades delictivas y antisociales entre muchas mÔs.
En 64 aƱos han fortalecido la Revolución, que con no pocos tropiezos ha trabajado en el cumplimiento del desarrollo económico, social, cultural y educacional del paĆs, todo ello contando con el apoyo de los trabajadores, campesinos, combatientes, intelectuales y claro, de los CDR que los reĆŗne a todos en una sola organización.
Sin embargo, ningún revolucionario puede olvidar que nuestro principal enemigo sigue siendo el mismo de ayer, el imperialismo yanqui y su propósito de derrocar la Revolución, como una tarea de primer orden, porque parece no haber aprendido bien la lección de que cada hombre y mujer de este pueblo, cada cederista, es un soldado con los ojos bien abiertos y la guardia en alto, en defensa de la Patria, de la Revolución y el Socialismo.