62 años se cumplen hoy de aquel 14 de octubre de 1961 cuando en la base norteamericana de Guantánamo fue asesinado el obrero Rubén López Sabariego, quien se desempeñaba como chofer en ese enclave militar yanqui.
López Sabariego había sido detenido el 30 de septiembre de 1961 por militares de la base y ante los reclamos hechos por su esposa, las autoridades norteamericanas negaron que el humilde trabajador estuviera detenido allí.
Sin embargo, el 19 de octubre de 1961 la Agencia de Noticias estadounidense UPI, informó de la aparición en un pozo poco profundo en el interior de la base de un cadáver que correspondía al obrero cubano. Según los médicos cubanos la muerte del trabajador se produjo entre el 13 y el 14 de octubre. Su cuerpo presentaba fracturas en el cráneo, heridas de bayonetas en el abdomen, fractura de una pierna, huellas de culatazos y otras lesiones causadas por las torturas a la que fue sometido el humilde chofer.
Ante el insistente reclamo de su esposa, el cadáver de Sabariego fue entregad el 21 de octubre por la puerta de la instalación yanqui, siendo trasladado al local de la CTC en Guantánamo donde recibió los honores del pueblo.
Al ser devuelto el cadáver la esposa de Rubén entregó al Capellán de la base los 50 dólares que recibió de las autoridades norteamericanas como ayuda o compensación por los daños causados. Ese fue el precio con que se pretendió pagar este crimen.
El sepelio de Rubén López constituyó una sentida manifestación de duelo donde participaron miles de guantanameros y en el cementerio de San Rafael de la ciudad del Guaso, habló en entonces Comandante Raúl Casto Ruz, denunciando el abominable crimen del imperialismo yanqui en la ilegal base naval de Caimanera.
Rubén López Sabariego es una de las 3468 de víctimas causadas por el terrorismo de estado contra nuestro país, un crimen que aún permanece impune porque 55 años después nadie ha sido culpado por el mismo.