Muy necesario para Santiago de Cuba contar con el Centro de Interpretación del Patrimonio Funerario para un cementerio como Santa Ifigenia, el tercero construido en el país y declarado desde 1937 Monumento Nacional (condición ratificada en 1979) de amplia historia y donde reposan los restos de numerosas personalidades. Primero, fue complejo hallar el espacio, definir la misión, quiénes integrarían la nueva institución de la Oficina del Conservador de la Ciudad y los recursos, lo más difícil.
Y pudo más el empeño que el pesimismo, porque no sólo se logró el Centro de Interpretación del Patrimonio Funerario, sino la transformación dentro del cementerio, a decir por su actual directora, Martha Hernández Cobas: “encontramos muchos problemas, y decidimos la organización tanto documental como del espacio físico interno en Santa Ifigenia; se hizo un levantamiento minucioso y la creación del corredor patrimonial de los próceres, además, el rescate y mantenimiento de cada monumento, las bóvedas y el cuidado de los restos mortuorios, porque aquí el subsuelo es muy húmedo y así ha estado durante más de un siglo”.

Más que un salón, estamos ante una Institución Socio-Cultural, de Historia, donde se conjugan los estudios patrimoniales con los antropológicos, arqueología y arquitectura, urbanismo y medio ambiente, porque aquí siempre se descubre algo y surge una propuesta de intervención de una nueva disciplina. Y no es para menos, es Santa Ifigenia, el llamado “Museo a cielo abierto” inaugurado el 22 de abril de 1868, donde yacen los restos de más de treinta generales de la lucha por la independencia cubana y qué decir de los próceres: José Martí, nuestro Héroe Nacional; Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria; Mariana Grajales, la Madre de la Patria y el eterno Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.
El lugar fue “el antiguo necrocomio del cementerio Santa Ifigenia, cuya connotación histórica está en que fue aquí donde trajeron los cuerpos putrefactos de los asaltantes al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. En este sitio se realizó la mascarilla mortuoria de Frank País García; y se velaron los cuerpos de Otto Parellada, Pepito Tey y otros mártires de la lucha clandestina”. Eso lo dejó claro la museóloga, licenciada Claudia Amanda Amiot Zamora cuando se fundó el Centro de Interpretación del Patrimonio Funerario de Santiago de Cuba

Muy presentes los recuerdos de las innumerables visitas del historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler, quien estuvo muy atraído por tantos valores patrimoniales del cementerio Santa Ifigenia, lógico, numerosas recomendaciones dio en el manejo de los valores funerarios, cómo ampliar el nuevo centro, qué hacer desde lo arquitectónico, urbanístico, estilístico y artístico, ambiental, cultural, docente y académico –y muy importante- en lo educativo, para que no sea sólo un salón en el antiguo necrocomio, con oficinas, computadoras, exposiciones y colección de diversos procesos de conservación y restauración.
En una primera etapa de trabajo, el Centro de Interpretación del Patrimonio Funerario contó con una referencia importante como se publicó el 13 enero del año pasado 2022. Entonces confirmó Odalis Quintana Catón, arquitecta y urbanista de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba, que “se ha inventariado el 87 % de los patios del Cementerio Santa Ifigenia y se ha evidenciado que el último censo que se hizo, a finales del siglo pasado, dio como resultado un total de 8 171 tumbas, cuando en realidad han sido contadas las parcelas (tengan o no enterramientos) y un recuento preliminar establece que las obras cementeriales no sobrepasan las 5000”.

Se conoce del inventario hecho en 1937, entonces, eran seis obras claves como consigno el administrador Federico Franco Cuevas: el lecho de José Martí, de Tomás Estrada Palma, Carlos Manuel de Céspedes, los Mártires del Virginius y Don Buenaventura Bravo y Hechavarría, además, el Retablo de los Héroes.
Sin inventarios, imposible una proyección de manejos e intervención real, por ejemplo, de los más de 23 patios con bóvedas y las nueve mil esculturas, arte funerario, mármoles y granitos, ángeles, cruces, lápidas y epitafios. Obras del escultor italiano Salvatore Buemi; de los arquitectos: Jaime Benavent, Eduardo H. Lozada y Marcia Pérez Mirabal y del escultor Mario Santí; entre muchos más, porque en Santa Ifigenia todavía hay bastante por salvar y en ése camino están los especialistas del Centro de Interpretación del Patrimonio Funerario de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba.