El monolito donde descansan hoy los restos del inolvidable Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, deviene en estos días como un punto mayor de atención, la partida hacia menesteres mayores, el reto del simple hecho en llegar hasta el Corredor Patrimonial de los Próceres de la Patria y, estar allí, frente a la roca de origen volcánica que no simboliza un final, por el contrario, el reinicio de una etapa más difícil, pero no imposible.
Allí volvemos con la motivación del natalicio 97 del invicto Comandante; usted se reencuentra con los amigos y no faltan los desconocidos con un ramo de flores, o sencillamente, una rosa y quizás, ni una, ni la otra, pero sí con el pensamiento en Fidel, con el compromiso de siempre: luchar y no claudicar por muy duro que se presenten los nuevos tiempos.

En medio de una rotunda solemnidad, todos se acercan con el paso lento y cadencioso; de pronto, sorprenden el sonido que anuncia otro cambio de la Guardia de Honor; allí el vuelo de las aves, entre ellas, las palomas que anidan muy próximo al monolito como un mensaje de lo real maravilloso que siempre acompañó al líder, hoy más posicionado en internet como muestra de su estatura inagotable.
En la ofrenda floral consta la dedicatoria en nombre del pueblo de Cuba y todo es tan integrador que siempre la mirada cae en la perspectiva de la tarja de mármol verde pulido y el nombre de Fidel en bajo relieve claro e inseparable, gracias a la genial creación artística de un guajiro, Antonio Samuel Matos Díaz, quien asegura que él no es artista, pero el paso de siete años confirma lo contrario.

Matos Díaz, fue el ejecutor de la Roca Eterna, un reto que asumió sin descanso hasta poner en riesgo su salud, pero cumplió con la palabra empeñada y eso fue suficiente para no alejarse de su obra cumbre, mucho menos en agosto, el mes de los abedules y de los Leos, de los caguairanes tan fuertes como el empuje de los caballos, capaces de cuentas gigantes y sumar montañas, multiplicarlas y dividirlas entre camellos y rectificar al mejor de los economistas, tal como acostumbró hacer rápido el genio de Fidel.

Después de seis décadas, Fidel está allí, allá y por aquí como líder; sorprende la magnitud de sus análisis y predicciones, por ejemplo, al avizorar un mundo multipolar, los conflicto por la falta de agua potable, petróleo, el cambio climático, la necesidad de recursos humanos mejor preparados, la ciencia y la informatización indetenibles, la caída paulatina del dólar, el liderazgo de Rusia, China y el retorno de la izquierda política a Latinoamérica, sobre todo, la necesidad del respeto, la educación, la cultura y la defensa de la historia verdadera en aras de la unidad, la inteligencia y el concurso en la solución de los problemas que aquejan a la humanidad. Por eso, son cada vez más quienes rinden honores a Fidel en el cementerio Santa Ifigenia, en su Santiago de Cuba donde se forjó, creció, luchó y ganó. Y vendrán otros Agostos y hasta allí volveremos con la motivación del natalicio del invicto Comandante.


