sábado 23 agosto 2025

Recuerdan en Santiago de Cuba el legado de Guillermón Moncada

No puede hablarse de la guerra contra el colonialismo español en Cuba sin mencionar a la figura del Mayor General José Guillermo Moncada Veranes.

La valentía y disposición guerrillera sin límites que lo identificaron, así como su lealtad y conciencia de que la libertad se conquista con las armas y no con súplicas ni pedidos lo convirtieron en uno de los guerreros más valiosos de la lucha independentista.

A inicios de noviembre de 1868 se incorporó a la Guerra de los Diez Años a las órdenes del comandante Antonio Velázquez (Monzón). Se destacó en el ataque a Santiago de Cuba y en la destrucción de varios puentes de ferrocarril en el tramo Santiago-Maroto; acciones por las cuales fue ascendido a cabo y posteriormente, el 5 de diciembre de ese mismo año, le confirieron el grado de sargento.

El 8 de enero de 1869 combatió en El Saladillo en las fuerzas capitaneadas por el general Donato Mármol; dos días después tomó parte en la acción del ingenio El Caney, subordinado al general Máximo Gómez.

En los primeros meses de 1869 participó en el ataque a los poblados de Jiguaní y Santo Domingo, este último a las órdenes de Antonio Maceo. En abril fue ascendido a alférez y más tarde nombrado jefe de la escolta del coronel José Policarpo Pineda.

En enero de 1872 tomó e incendió el pueblo de Tiguabos y en octubre asaltó Guisa. A finales de ese año atacó La Periquera, en Holguín, bajo la dirección del general Calixto García.

El 4 de junio de 1873 combatió en El Zarzal, jurisdicción de Manzanillo, lo que le valió el ascenso a coronel.

Junto al Titán de Bronce, se contó entre los  patriotas que rechazaron el Pacto del Zanjón, convenio que establecía una paz sin independencia.

El 10 de mayo, con el grado de brigadier y al frente de la Segunda División del Departamento Militar de Oriente, recibió nota de Antonio Maceo referente al plan de campaña a seguir con las fuerzas a su mando.

La difícil situación de las fuerzas cubanas concentradas en el oriente de la Isla, lo obligó a solicitar al Gobierno Provisional, constituido en Baraguá, la suspensión de las hostilidades. El 10 de junio entregó las armas y capituló en San Luis.

En los meses siguientes se dedicó al negocio de corte de madera, que alternaba con las labores revolucionarias, relacionadas con la nueva contienda denominada Guerra Chiquita entre 1879 y 1880

El 19 de febrero de ese año salió de su casa para evitar ser detenido y dictó órdenes para el alzamiento del 24 a los jefes militares Periquito Pérez, en Guantánamo; Victoriano Garzón y Quintín Bandera, en Santiago de Cuba; Alfredo Goulet, en El Cobre, y Saturnino Lora en Jiguaní.

El 24 de febrero de 1895, fecha en que se inició el nuevo movimiento independentista, hizo su primer campamento en Charco Tumba, término de San Luis, posteriormente se dirigió a Mayarí Arriba.

A 128 años de su fallecimiento en Alto Songo,  fueron depositadas ofrendas florales ante la necrópolis donde reposan sus restos a nombre del pueblo cubano, con la presencia de José Ramón Monteagudo Ruiz Primer Secretario del Comité Provincial del Partido Comunista, otras autoridades y una representación de los santiagueros.

Por su estatura, casi gigantesca y sus firmes ideales sus amigos le llamaron “Guillermón”, nombre que hoy recordamos todos los cubanos.

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