San Luis, Santiago de Cuba, 25 may.— Por los momentos actuales que vive la sociedad cubana en cuanto al envejecimiento poblacional, es muy importante referirse al cuidado y trato que se le brinda al adulto mayor por parte de la familia.
Hay que tener en cuenta que el 20,1 % de la población cubana tiene 60 años o más, según estadísticas del cierre de 2019, a lo que se añade que para este 2020 será el 21,5 y para el 2030 aumentará al 30,3%, convirtiéndose en uno de los países más envejecidos de Latinoamérica y del mundo.
Debido a ello, nuestro país defiende programas que garantizan el pleno desarrollo y continuidad social de este grupo etario, y contribuir así al fomento de una nueva cultura del envejecimiento, libre de paternalismo, gerofobia y discriminación.
El afecto familiar, las condiciones de seguridad en la casa, los paseos familiares, la alimentación y evitar la soledad, son simples medidas que se les deben garantizar a los adultos mayores.
Por estos días, en que nos azota la pandemia de la COVID-19, son muchas y variadas las experiencias positivas que existen en este municipio para con el cuidado de esas personas, atención tanto económica como espiritual, y la solidaridad que se ha puesto en evidencia a raíz de la enfermedad.
Las personas que superan los 60 años en nuestro país cada vez son más, lo que exigirá que los de menor de edad nos acostumbremos a cuidar de nuestro padres y abuelos con todo el cariño y el amor del mundo, pero, sobre todo, con respeto.
La esperanza de toda persona que arriba a los 60 años es de vivir 22 más, y cuando se llega a los 80, hay una esperanza de vivir otros nueve, por lo que resulta fundamental crecerse como sociedad ante el reto que se nos plantea: perfeccionar el cuidado del adulto mayor.
Vejez no supone discapacidad, se puede envejecer saludablemente.
Llegar a viejo no es para nada un castigo, todo lo contrario, es un privilegio. (Ariadna Pérez Morales)