Santiago de Cuba, 1 may.— Desde que comenzó el combate contra la Covid 19, muchas han sido las medidas implementadas u orientadas por el estado cubano para contrarrestar en nuestro país la expansión de la nueva enfermedad. Ante tal panorama, variadas son las iniciativas adoptadas por disímiles centros laborales, culturales y estudiantiles apoyando de esta manera el oportuno mandato de la dirección del país.
Hace ya más de un mes, mientras en casa se encuentran resguardados la mayoría de los miembros de la familia, los médicos en la comunidad, siguen dando la batalla. Un apoyo insustituible y familiar para la mayoría, ha sido el que brindan los estudiantes de medicina, ya miembros de ese personal de salud que se suma desde la prevención a la guerra contra la Covid.
Ahora, distantes de las aulas de la universidad, los casi galenos, recorren prestos las calles de toda la ciudad, en busca casa por casa de personas que puedan tener síntomas de infecciones respiratorias y que por su condición pudieran representar un riesgo epidemiológico en las actuales condiciones. Las pesquisas que ellos ayudan a realizar se han vuelto también, una vía expedita para detectar a posibles pacientes sospechosos de portar la enfermedad.
Cada mañana llegan hasta mi portal, Luisa, Edwin o Daylin, así se nombran los jóvenes estudiantes, que bien pueden compararse con uno de los mejores logros de la Revolución; y para demostrarlo, me remito al pensamiento o la sabia sugerencia de Fidel cuando expresó:
“La única, la verdadera, la definitiva solución, es la formación masiva de médicos. Y la Revolución tiene hoy fuerzas y tiene recursos y tiene organización y tiene hombres — ¡hombres!, que es lo más importante— para comenzar un plan de formación de médicos en las cantidades que sean necesarias. Y no solo muchos, sino sobre todo buenos; y no solo buenos como médicos, ¡sino buenos como hombres y como mujeres, como patriotas y como revolucionarios!”
Mientras respondo a su cuestionario, pienso en Fidel, en su visión de futuro que dejó muy explícita en sus palabras durante la apertura del instituto de ciencias básicas y preclínicas Victoria de Girón en la capital del país. Corría entonces Octubre de 1962.
Ellos, los jóvenes estudiantes de medicina, quizás no conozcan exactamente estas palabras, pero son, estoy convencida, el fruto de la consolidación del pensamiento de Fidel que implicaba llevar la salud a todo el pueblo, así lo hizo saber tempranamente en su propio alegato La Historia me Absolverá.
En estos tiempos en que la epidemia amenaza seriamente la vida, contamos con un ejército que emprende cada jornada con empeño para contrarrestar los efectos nocivos y letales del coronavirus a través de la prevención. Buenos como médicos y como hombres y mujeres, como patriotas y revolucionarios, los jóvenes en el llano y en la sierra como en otros tiempos siguen apoyando a la Revolución.