Santiago de Cuba, 16 jun.ā Dentro de las afectaciones que acarrea el recrudecimiento del bloqueo a Cuba por parte del gobierno norteamericano se encuentra las que impactan en la actividad de cruceros luego de la decisión de la administración de Donald Trump de prohibir sin advertencia previa los viajes a la isla de dichas embarcaciones siempre y cuando sean propiedad estadounidense.
La llegada de los cruceros de la compaƱĆa Carnival eran momentos que se venĆan haciendo habituales en el puerto de Santiago de Cuba. Con cada crucero que asomaba por la bahĆa santiaguera todo un fervor turĆstico poblaba esta aƱeja zona marinera de Santiago. AsĆ eran recibidos los buques de este tipo que atracaban en el muelle del Puerto Guillermón Moncada. Ferias de artesanĆas, la divulgación del arte mĆ”s genuino de esta zona del paĆs y el disfrute de la cocina tradicional, la arquitectura, la cultura y la historia santiagueras eran algunos de los atractivos que mĆ”s impactaban a los visitantes norteamericanos cuando los cruceros bajo bandera norteamericana llegaban hasta este sitio.
Hoy de un plumazo inadvertido todo ello ha llegado a su fin por la activación del TĆtulo Tercero de la Ley Helms Burton y la prohibición expresa por parte del gobierno estadounidense que aleja a los cruceros norteamericanos de cualquier puerto cubano. Actualmente la rada santiaguera vive con intensidad la descarga diversa de mercancĆas aupada por el funcionamiento de la nueva terminal multipropósito, pero para sus trabajadores es un golpe económico que aunque ha empezado a afectar se harĆ” sentir con mayor fuerza en la próxima temporada de cruceros.
Desde el servicio de atención a tripulantes, el trĆ”fico de pasajeros, el atraque, la recogida de desechos lĆquidos y sólidos, todo ello y un poco mĆ”s dejaban a los pasajeros, capitanes y trabajadores de carnaval satisfechos con los servicios del puerto y por supuesto, ello se revertĆa en ingresos estables. A ello pudiĆ©ramos sumar los trabajadores del sector no estatal que se vinculaban directamente con el disfrute de los visitantes. Desde los artesanos que comercializaban sus creaciones hasta los restaurantes particulares que percibĆan una gran afluencia de comensales durante la visita de los cruceros.
Hoy todos lamentan la irreflexiva polĆtica que daƱa sus ingresos.
Por lo pronto el puerto Guillermón Moncada y sus diferentes dependencias continúan buscando las alternativas para enfrentar el impacto de la prohibición en su atención a cruceros. Seguir brindando un servicio de excelencia a los buques de pasajeros que puedan atracar hoy en este muelle es su meta principal a la espera también de una reversión que permita nuevamente regalar la mejor cara de Santiago a los cruceristas norteamericanos.