Santiago de Cuba, 20 sep.— Para la mujer cubana no existen obstáculos en su desarrollo en todos los ámbitos de la vida, incluido aquellos espacios tradicionalmente dominado por los hombres. En el municipio santiaguero de Contramaestre, ubicado en el centro sur del oriente de Cuba, a unos 800 kilómetros de la capital Ciudad Habana, vive una mujer que no ha encontrado obstáculo que se resista a sus sueños.
Es Ana Míriam Santiesteban Borges. Sorda profunda, ha logrado hacer de esa limitación física, una motivación para desarrollar las tareas más complejas del campo. En su finca Las Delicias en la localidad El Guineo, demuestra todos los días de lo que es capaz la mujer cubana, mientras disfruta de la liberación femenina que en estos años de revolución ha propiciado el sistema social por intermedio de la Federación de Mujeres Cubanas, organización que cumpliera recientemente su aniversario 60.
La dolencia auditiva de Ana Míriam le ha abierto nuevos horizontes en su comunicación con la naturaleza y lo animales. Es muy especial su vínculo con bueyes, vacas, burros y caballos que terminan siendo a diario sus más fieles acompañantes en el laboreo campestre. Muy lejos están de ser bestias; para ella clasifican como parte de la familia y de algún modo ellos retribuyen con una lealtad total.
Para esta mujer es cotidiano levantarse, irse al ordeño, la siembra de alimentos, el pastoreo o el acopio de agua del embalse Carlos Manuel de Céspedes, muy próximo a sus predios. Ello no es trabajo para quien ama y disfruta de su independencia como ser social, en un país donde hace más de medio siglo llegó la igualdad de deberes y derechos entre hombres y mujeres.
Ana Míriam pronto tendrá una casa más confortable gracias a la estrategia estatal de atención a las familias más vulnerables a través de un subsidio. Con ella serán beneficiados su hija, nieto, madre y abuelos. Desde la colina donde se levanta su construcción tipología uno, podrá disfrutar mucho mejor de la hermosa naturaleza que le rodea, esa que se convierte en sus oídos para seguir escuchando el sublime canto de la liberación femenina.