El 13 de agosto de 1926, en la entonces provincia de Oriente, en la finca de Birán, nació Fidel Alejandro Castro Ruz, figura central en la historia contemporánea de Cuba y referente político a nivel internacional. Su llegada al mundo ocurrió en un contexto rural marcado por las desigualdades sociales de la Cuba republicana, realidades que forjaron en él una sensibilidad particular hacia la justicia social.
Desde su juventud, Fidel mostró un marcado interés por la política, la oratoria y las causas de los más desfavorecidos. Su paso por la Universidad de La Habana en la década de 1940 lo vinculó a movimientos estudiantiles y a una intensa vida intelectual, mientras crecía su convicción de que la transformación del país requería cambios radicales.
El asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, constituyó un punto de inflexión en su vida y en la historia de Cuba. Aunque la acción no logró sus objetivos militares inmediatos, dejó sembrada la semilla de la Revolución. El alegato de su defensa, conocido como La historia me absolverá, marcó un hito en la oratoria política latinoamericana.
Tras el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959, Fidel encabezó profundas transformaciones en la sociedad cubana, con énfasis en la educación, la salud y la soberanía nacional. Su figura, admirada y criticada, trascendió fronteras y se convirtió en un símbolo de resistencia para muchos pueblos del mundo.
A lo largo de las décadas, Fidel Castro Ruz desempeñó un papel decisivo en el escenario internacional, defendiendo causas como la integración latinoamericana, el antiimperialismo y la cooperación con países en desarrollo. Su legado es objeto de estudios, debates y análisis, pero su influencia en la historia de Cuba y del siglo XX es indiscutible.
En cada aniversario de su natalicio, Birán y toda Cuba evocan la imagen de aquel joven que, desde un rincón del oriente cubano, cambió el rumbo de una nación y dejó una huella profunda en la historia universal.