El 29 de julio de 1953, tres días después del asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, cuando ya los esbirros del régimen batistiano habían ahogado la ciudad con la sangre de decenas de revolucionarios asesinados, fue hecho prisionero en el poblado de San Luis, el joven de 18 años Raúl Castro Ruz, quien en ese momento asumió el liderazgo de los atacantes a la segunda fortaleza militar del país.
Raúl Castro formó parte del comando de seis revolucionarios que tomó el Palacio de Justicia para desde allí hostigar a los soldados de la tiranía que defendían el cuartel, pero una vez que cesó la acción el grupo logró escapar, evitando así una muerte segura como hicieron con los asaltantes que fueron capturados, mientras Raúl después del asalto fue hecho prisionero.
Después de su apresamiento en San Luis, Raúl fue conducido al Vivac de Santiago de Cuba donde al prestar declaraciones asumió la responsabilidad del ataque, pensando que habían matado a Fidel y sabiendo que el segundo jefe del movimiento, Abel Santamaría, fue uno de los primeros prisioneros asesinados.
En esas declaraciones Raúl manifestó que había que destruir al gobierno primero, para después adecentar el país y hacerlo progresar como es debido: hacer la reforma agraria, que no era solo darle la tierra al campesino (…) sino hacerla producir.
Asimismo dijo Raúl en sus declaraciones en el Vivac santiaguero que “el sistema este es malo desde que empezó la República. Cuba está llena de analfabetos, se cometen injusticias, se le roba el dinero al pueblo, por eso había que derrocar al régimen de Batista para iniciar la revolución”.
Posteriormente, en septiembre de 1953 durante el juicio por los sucesos del Moncada, el fiscal lo increpó porque en la vista del juicio se declaraba un combatiente de fila, lo cual entraba en contradicción con sus declaraciones en el Vivac, donde había asumido la responsabilidad de los atacantes.
A ello Raúl respondió: “cuando me tomaron declaraciones en el Vivac asumí la responsabilidad del Movimiento porque suponía que habían matado a Fidel, (…) pero estando vivo Fidel, afortunadamente, las cosas volvieron a su lugar. Yo soy un simple soldado a quien se le asignó una posición y un cometido”.
71 años después Raúl sigue siendo ese soldado a quien la revolución del Moncada le asignó la misión de conducirla hasta la victoria siempre, sigue con el pie en el estribo.
