Brazzaville, República del Congo — 13 de diciembre de 1988 — En un día que quedaría grabado en los anales de la historia diplomática africana, las delegaciones de Angola, Cuba, Sudáfrica y Estados Unidos rubricaron en Brazzaville el trascendental Protocolo de la Conferencia Cuatripartita. Este acuerdo, gestado tras meses de intensas negociaciones y complejas maniobras geopolíticas, marcó un punto de inflexión decisivo en uno de los conflictos más enquistados de la Guerra Fría en África: la ocupación ilegal de Namibia por parte del régimen del apartheid de Sudáfrica.
El Protocolo estableció una fecha concreta y vinculante: el 1 de abril de 1989. Ese día se iniciaría la ejecución de la Resolución No. 435 de 1978 del Consejo de Seguridad de la ONU, el plan largamente esperado para la descolonización y autodeterminación de Namibia.
Un Conflicto Anclado en la Geopolítica Regional
La historia de Namibia, entonces conocida como África del Suroeste, era una de las últimas heridas abiertas del colonialismo. Tras la Primera Guerra Mundial, la Liga de Naciones había otorgado a Sudáfrica un mandato sobre el territorio. Sin embargo, Pretoria se negó a renunciar a él, transformándolo en una provincia de facto e imponiendo su sistema de apartheid, desafiando la autoridad de las Naciones Unidas.
Este desafío se entrelazó con la Guerra Fría. La Namibia ocupada se convirtió en un frente más del pulso entre Este y Oeste. Sudáfrica, apoyada por Estados Unidos, veía la región como un bastión contra la expansión del comunismo, mientras que Angola, un país recién independizado y aliado de la Unión Soviética, albergaba a combatientes de la SWAPO (Organización del Pueblo de África del Suroeste), el movimiento de liberación namibio, y recibía el apoyo militar de Cuba.
La Diplomacia en Marcha
Las negociaciones que culminaron en Brazzaville fueron un maratón diplomático facilitado por Estados Unidos, con Chester Crocker como el principal negociador. Meses de reuniones discretas y viajes entre las capitales de las partes implicadas buscaron un terreno común. La Conferencia Cuatripartita, que se inició formalmente en Londres en mayo de 1988, representó el foro donde se cimentaron los acuerdos.
La presión internacional, el agotamiento de los conflictos militares y la perspectiva de un cambio de era en las relaciones internacionales (con la distensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética) contribuyeron a crear un ambiente propicio para el compromiso.
Un Legado de Paz y Autodeterminación
La firma del Protocolo de Brazzaville representó una victoria monumental para la diplomacia y un rayo de esperanza para la paz en el sur de África. No solo allanó el camino para la independencia de Namibia, que finalmente se logró el 21 de marzo de 1990, sino que también tuvo profundas implicaciones para la estabilidad regional y el eventual desmantelamiento del apartheid en Sudáfrica.
Fue un testimonio de cómo la voluntad política y la negociación, incluso entre adversarios históricos, pueden superar décadas de conflicto y opresión, sentando las bases para un futuro de autodeterminación y dignidad para las naciones.