Por Grisell Pupo Montes de Oca.
La madrugada del 8 de diciembre de 1958 no fue una más. El crujir de las botas del Ejército Rebelde sobre sus calles anunciaba el fin de un yugo y el comienzo de una nueva historia.
Sesenta y siete años después, ese eco libertario no se ha apagado; late en la plaza principal, donde el pueblo se reúne para honrar no un recuerdo lejano, sino una huella imborrable.
Fue la Columna 17 “Abel Santamaría”, al mando del entonces Comandante Enrique Luzón, la que trazó con decisión la línea entre la opresión y la esperanza. Su entrada triunfal en este territorio fue una pieza crucial en el tablero estratégico que llevaría a la liberación de toda la antigua Provincia de Oriente.
Hoy, esa gesta no se guarda en los archivos; se pasea entre la gente. Estudiantes, trabajadores, campesinos y combatientes llenaron la plaza en un acto de reafirmación colectiva. No fue solo un tributo al pasado, sino un canto al presente: se ovacionaron los logros de la comunidad y, con orgullo, se nombró una a una la valentía de aquellos jóvenes que, con más sueños que armas, cambiaron el rumbo de la patria.

El acto fue también escenario de nuevos compromisos. Organizaciones políticas y de masas recibieron el reconocimiento por su quehacer, mientras varios sanluiseros de corazón firme recibieron el carné de militantes del Partido Comunista de Cuba, asumiendo con ello la responsabilidad de continuar el legado.

Eyder Luis Hernández, Secretario del Comité Municipal del Partido, convocó a la unidad como escudo y herramienta:
“Seguir trabajando unidos es el camino para garantizar el bienestar del pueblo y salvaguardar cada conquista”, afirmó, trazando el puente entre la epopeya de ayer y el trabajo de hoy.
La jornada culminó con el sello del arte, la Banda Municipal de Conciertos y artistas locales tejieron, con acordes y voces, el hilo conductor de la nación.

Demostraron, en una sinfonía de tradición y fervor, que la Revolución es un mismo latido: el que iniciaron los mambises y que hoy sigue bombeando, fuerte y claro, en el corazón de San Luis. La libertad, aquí, no es una fecha en el calendario; es un pueblo que la celebra, la defiende y la renueva.
