lunes 06 octubre 2025

Crimen Barbados y el Día de las Victimas del Terrorismo de Estado

Resulta difícil narrar un hecho del cual no se tienen vivencias y más difícil aún si ese hecho conlleva un drama tan terrible como el que debieron afrontar los que viajaban en el avión de Cubana de Aviación, que el 6 de octubre de 1976 fue víctima de un atentado terrorista en pleno vuelo, frente a las costas de Barbados.

Ni siquiera la mente humana, con toda su capacidad imaginativa, sería capaz de reproducir la tragedia de aquellas 73 personas que se encontraban en el interior de la nave en el instante de las explosiones, sabedoras de que su destino final sería la muerte horrible en las oscuras y profundas aguas del océano. Y es muy doloroso saber que a pesar del reclamo internacional, los autores intelectuales confesos de aquel mortal sabotaje, Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, evadieron la justicia bajo la protección de las autoridades estadounidenses.

A las 12 y 15 minutos de la tarde de aquel miércoles 6 de octubre, la nave DC-8, matrícula 1201, vuelo CU-455, despegaba del aeropuerto en Barbados. En su interior iban 73 personas: 57 cubanos -incluidos los integrantes del equipo juvenil de esgrima que acababan de ganar un campeonato regional en Venezuela-, 5 guyaneses y 5 norcoreanos.

En el interior de la cabina la tripulación: capitán Wilfredo Pérez, copiloto Tomás Rodríguez y el ingeniero de vuelo, Ernesto Machín, realizaban con éxito las maniobras de despegue. Pronto alcanzaban la altura prevista, 18 000 pies.

Los pasajeros, en su mayoría jóvenes, pasados los siempre impresionantes instantes del despegue, comenzaron la rutina del viaje. Unos conversaban animadamente, otros hacían chistes y reían, algunos leían periódicos y revistas y los menos dormitaban. Debajo, la inmensidad del Mar Caribe sería el único testigo de la tragedia que se avecinaba.

Los relojes marcaban las 12 y 25 minutos de la tarde cuando ocurre la primera explosión. ¡Cuidado!, grita sorprendido el capitán de la nave. La inesperada violencia de la máquina y el ruido de un estallido lo ponen en alerta… Felo, fue una explosión en la cabina de pasajeros y hay fuego, le dice el copiloto. Regresamos de inmediato; avisa al aeropuerto, indicó Wilfredo.

Los tripulantes, sin pánico y sabiendo la responsabilidad que tenían, harían todo lo posible por salvar a los pasajeros, algunos de los cuales, tal vez aterrorizados, habían huido hacia la parte trasera de la nave. Parcialmente la situación fue dominada. La salida del tren de aterrizaje aseguraba que no se habían perdido todas las esperanzas y podían regresar a puerto seguro.

En el aeropuerto todo se alistaba para recibir la emergencia. Fueron largos los segundos que seguirían al primer estallido cuando el fuselaje se estremeció nuevamente por una segunda explosión. De pronto el aparato subió de forma inusitada y el copiloto, creyendo que el piloto trataba de tomar altura gritó: ¡Eso es peor!, ¡Pégate al agua Felo!, ¡Pégate al agua!

Luego el avión se hundía con su preciosa carga de 73 sueños y esperanzas. Cuba sufría un duro golpe. Era ese, como otros tantos crímenes, el precio de la libertad. Los engendros del mal que planearon y ejecutaron el sabotaje, gozaban por su heroicidad y así se lo hacían saber al monstruo que los amamantaba: la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

En conmemoración a esta fecha se decretó el 6 de octubre como Día de las Victimas del Terrorismo de Estado y 49 años después del crimen de Barbados, el recuerdo de los que cayeron está más presente que nunca en la patria agradecida, que con su sangre generosa hicieran más libre, independiente y gloriosa.

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Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
Saludos desde México. La cultura de la previsión así como la calidad en el trabajo ayuda a los pueblos de…
Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
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