La atención primaria y preventiva de salud, presente en el acontecer cotidiano de los consultorios del Médico de la familia, en Santiago de Cuba, tal y como sucede en el resto del país, constituye una de las actividades esenciales del sistema cubano, por la constancia, control y asistencia permanente del universo poblacional, a instancia de cada demarcación comunitaria.
Se trata de un proceder, donde el médico y la enfermera desempeñan el rol más importante, al amparo del policlínico correspondiente al área en cuestión, por lo que, sistema al fin, las acciones involucran, también, a los futuros profesionales, en razón de su formación.
Así se constató recientemente en el consultorio 14 del Policlínico Carlos J. Finlay, enclavado en General Banderas entre Habana y Maceo, donde, en medio del ajetreo común de cada día, un grupo de estudiantes de la Facultad 1 del segundo año de la carrera de Medicina irrumpió la consulta de la doctora Edris Ramírez Nápoles, presto a calzar lo aprendido en clases.
Con la vivacidad y el fuego propio de la juventud todos coincidieron en la importancia de esos encuentros de cada miércoles, por la reafirmación práctica de lo recibido en clases; de manera que aprenden y colaboran en la toma de los signos vitales, examen físico y todo cuanto requiere la atención primaria a los pacientes.
Al decir de la doctora, instalada en una pequeña locación, que colinda con los consultorios 13 y 15, dentro de una otrora vivienda adaptada, ese proceder con los alumnos, además de formar parte del programa de estudio, es esencial para puntualizar los conocimientos, al tiempo de fomentar la responsabilidad, que exige ser médico.
La atención primaria y preventiva de la salud en Cuba, si bien es esencia básica del Médico de la Familia, asume un volumen amplio de tareas, las que, a pesar de los problemas actuales, se cumplen, con independencia del permanente perfeccionamiento. No siempre se cuenta con los implementos necesarios, pero la fortaleza de la salud se impone, tácita no solo en el ámbito de la consulta, sino en objetivos marcados como visitas al hogar, asistencia diferenciada a gestantes, acompañamiento al hospital en casos que así lo requiera y seguimiento ante los ingresos, entre otras muchas acciones.
El recrudecimiento del bloqueo imperial ha acentuado carencias, pero la autoridad moral de la salud cubana, en la que se mantiene firme, el Medico de la Familia, se erige invencible.