Por Yaniuska Pérez Verdecia (colaboradora)
Santiago de Cuba.— Las mujeres cubanas, y en particular las santiagueras, desempeñan un papel esencial en el desarrollo económico del país, con alto nivel de instrucción y calificación profesional, se destacan en sectores como la educación, la salud, el comercio y la agricultura.
En el municipio de San Luis, su liderazgo en la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) es ejemplo de compromiso y capacidad.
Desde hace 24 años, Sonia Licet Giró, preside la organización campesina en la localidad, donde un equipo de mujeres integra el Buró Profesional y sostiene la condición de Vanguardia Nacional desde hace tres calendarios.
Aquí he aprendido de los cooperativistas, crecí como profesional, persona y cuadro de dirección, expresó Giró, quien también destacó el reto de dirigir a más de tres mil 500 socios en 35 bases campesinas en un territorio montañoso.
Más de 900 mujeres laboran en las cooperativas del municipio, y varias ocupan cargos de dirección, muchas se integran a brigadas recolectoras de café, macheteros y cultivos varios, señaló Mariceli Montes de Oca, miembro del Buró Municipal de la ANAP que atiende la esfera agroalimentaria.
Ser cuadro de dirección implica sacrificios y enfrentarse a prejuicios, manifestó, para ella, la planificación resulta clave en aras de equilibrar el trabajo y la vida familiar.
Por su parte, Darina Fuentes, responsable de la esfera ideológica y de organización, subrayó que aún es insuficiente la presencia femenina en el campo, por lo que se trabaja en la orientación vocacional desde la enseñanza media.
Fuentes comenzó como especialista en asuntos internos y, tras formarse en la Facultad Provincial del Partido, asumió nuevas responsabilidades; desde su punto de vista liderar la ANAP constituye una oportunidad y un compromiso, aprendemos de los campesinos cada día, afirmó.
Gracias a la Revolución, las mujeres de San Luis han podido elegir su destino: Sonia, Darina y Mariceli son ejemplo de liderazgo femenino en el sector agrícola.
Su labor demuestra que las sanluiseras avanzan con firmeza, desafiando estereotipos y consolidando su papel en la sociedad.