El Buen Vivir (o Sumak Kawsay, en quechua) es un concepto ancestral que proviene de las cosmovisiones indígenas de América Latina, pero que hoy resuena como una alternativa frente a los modelos de desarrollo convencionales. No se trata simplemente de acumular riqueza o bienes materiales, sino de buscar una vida plena en equilibrio con la naturaleza, la comunidad y uno mismo.
Vivir en armonía con la naturaleza, reconociendo que somos parte de un todo y no dueños de los recursos, priorizar el bienestar colectivo sobre el individualismo y fortalecer los lazos comunitarios, nos permite valorar la diversidad cultural y los saberes ancestrales como fuentes de conocimiento para promover una economía solidaria y sostenible, alejada del consumismo desmedido.
En un mundo marcado por la crisis climática, la desigualdad social y el estrés de la vida moderna, el Buen Vivir ofrece una perspectiva diferente: menos es más. Invita a replantear nuestro estilo de vida, consumo y relación con el entorno, buscando felicidad no en lo material, sino en la conexión con lo esencial.
El Buen Vivir no es una utopía, sino un camino posible hacia una sociedad más justa y un planeta más sano.