El 31 de mayo de 1898, Santiago de Cuba fue testigo de un evento que marcaría un antes y un después en la historia de la isla caribeña y su lucha por la independencia. El bombardeo naval llevado a cabo por la Armada de los Estados Unidos no solo intensificó las acciones bélicas de la Guerra Hispano-Cubano-Americana, sino que también simbolizó el frustrado ideal de José Martí y otros patriotas cubanos que anhelaban una independencia plena y soberana.
A finales del siglo XIX, Cuba se encontraba en medio de una lucha por su independencia de España, que había comenzado con la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y continuado con la Guerra Necesaria (1895-1898). La figura de José Martí se erguía como símbolo del deseo de libertad y justicia social, buscando no solo la independencia de la isla, sino también la construcción de una nación basada en los principios de igualdad y soberanía.
El 31 de mayo de 1898, la flota estadounidense, bajo el mando del almirante William T. Sampson, lanzó un ataque aéreo contra las posiciones españolas en Santiago de Cuba. Este bombardeo fue parte de una estrategia más amplia para debilitar a las fuerzas españolas y tomar control sobre la isla. Las baterías defensivas españolas, aunque valientes, no pudieron resistir la potencia del armamento estadounidense.