Cada 7 de abril, desde 1948, el mundo conmemora el Día Mundial de la Salud, una fecha instituida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para recordar la entrada en vigor de su constitución. Surgida en un contexto de posguerra, cuando 61 países firmaron su creación el 22 de julio de 1946, la OMS buscó erigirse como un faro de cooperación internacional frente a los desafíos sanitarios. Aunque la primera celebración ocurrió en julio de 1949, el traslado a abril respondió a una estrategia para amplificar su mensaje, evitando períodos vacacionales.
Con temas anuales que van desde la resistencia antimicrobiana hasta el cambio climático, la efeméride ha servido para visibilizar crisis urgentes, como en 2013, cuando la campaña “Small Bite: Big Threat” alertó sobre las enfermedades transmitidas por vectores.
En el Caribe, Cuba celebra esta jornada destacando un sistema de salud que, desde 1959, se ha erigido como un ejemplo de accesibilidad y prevención. Tras la Revolución, nuestro país priorizó un modelo basado en la atención primaria, hoy sustentado por una red de 11 mil consultorios médicos y 491 policlínicos. Este entramado, que promueve la participación comunitaria y rechaza la discriminación, ha permitido llevar servicios sanitarios a zonas urbanas y rurales por igual, con énfasis en la medicina familiar.
El contexto actual (marcado por la COVID-19, conflictos geopolíticos y el cambio climático) refuerza la relevancia de sistemas robustos y equitativos. Durante la pandemia, Cuba no solo enfrentó el virus con protocolos estrictos, sino que avanzó en el desarrollo de vacunas propias, subrayando su apuesta por la autonomía sanitaria. Sin embargo, el bloqueo económico y las distorsiones económicas han puesto a prueba la resiliencia de su modelo.
Las actividades por esta fecha en la isla invitan a reflexionar sobre el derecho a la salud como pilar social. En un mundo donde millones carecen de acceso básico, el caso cubano (pese a sus desafíos) muestra que la cobertura universal es posible mediante políticas centradas en la prevención y la comunidad. Talleres, charlas y campañas promueven estilos de vida saludables, recordando que la salud no es solo ausencia de enfermedad, sino un equilibrio social y ambiental.
En un planeta fracturado, el Día Mundial de la Salud reitera que la lucha por la equidad sanitaria es también, una batalla por la justicia. Cuba, con sus logros y contradicciones, aporta un capítulo singular a este relato global, un recordatorio de que, incluso en condiciones adversas, la salud puede y debe ser un derecho, no un privilegio.