jueves 14 agosto 2025

Salvador Cisneros Betancourt: Un legado de sacrificio y liderazgo en la historia cubana

Salvador Cisneros Betancourt, II Marqués de Santa Lucía, heredó un título nobiliario español, pero su corazón latía por Cuba. Tras renunciar a los privilegios de su cuna, dedicó su fortuna y vida a la lucha independentista, convirtiéndose en el único cubano en ser Presidente de la República en Armas en dos ocasiones.

Con solo 38 años, ya lideraba la Junta Revolucionaria de Puerto Príncipe (1866) y participó en la conspiración que impulsó el alzamiento de Joaquín de Agüero en 1851. Su determinación fue clave en el levantamiento camagüeyano del 4 de noviembre de 1868 en Las Clavellinas, evitando que las fuerzas españolas aplastaran a los independentistas orientales.

La guerra marcó un punto de inflexión para Cisneros y su familia. Acostumbrados al lujo, enfrentaron hambre, confiscaciones y la tragedia, su esposa y varios de sus siete hijos murieron en la manigua. A pesar del dolor, Cisneros no flaqueó, combatió en Arenillas, presidió el Comité Revolucionario de Camagüey y, como delegado a la Asamblea de Guáimaro (1869), ayudó a fundar la República de Cuba en Armas, siendo nombrado presidente de su Cámara de Representantes.

El 27 de noviembre de 1873, la Asamblea lo eligió Presidente de la República en Armas. Durante su mandato, destacó por su valor en combate y su firmeza política. Sin embargo, presiones de líderes mambises como Vicente García, lo obligaron a renunciar el 29 de junio de 1875. Regresó entonces a la Cámara de Representantes, donde siguió siendo una figura clave.

Tras el fin de la guerra de 1895, Cisneros mantuvo su compromiso con Cuba. Fue delegado en la Asamblea Constituyente de 1901 y senador en el primer Congreso de la República en 1902. Se opuso con firmeza a la Enmienda Platt, denunciando su injerencia en la soberanía cubana. Incluso en 1907, con 80 años, lideró un movimiento contra intentos anexionistas durante la segunda intervención militar estadounidense. Cisneros murió el 28 de febrero de 1914, a los 85 años, en una humilde casa de La Habana. Su vida, marcada por la pérdida y la entrega a Cuba, lo consolida como símbolo de resistencia anticolonial. Hoy, su nombre resuena como el del aristócrata que cambió riquezas por libertad, pagando el precio más alto sin arrepentirse jamás

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Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
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