La bancarización no es un acto de magia

En el comienzo del año 2025, la bancarización es un tema que continúa captando la atención diaria tanto de los ciudadanos comunes como de expertos y líderes en Cuba, asunto que ha generado un amplio espectro de opiniones a favor y en contra.

El proceso implementado en el país para reducir la circulación de efectivo y combatir la evasión fiscal continúa generando efectos adversos que afectan significativamente a gran parte de la población, en particular a quienes aún dependen de las transacciones en efectivo pero que reciben sus ingresos a través de tarjetas magnéticas y luego tienen que enfrentarse a la dificultad de  encontrar cajeros automáticos disponibles, hacer largas colas para extraer su dinero y, cuando finalmente logran hacerlo, se encuentran con restricciones que les impiden retirar las cantidades deseadas.

Juana Lilia Delgado Portal, ministra presidenta del Banco Central de Cuba, afirmó en la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular en diciembre último, que el proceso de bancarización “se lleva a cabo en un escenario complejo, caracterizado por la falta de integralidad y la exigencia efectiva”. Estas declaraciones han sido interpretadas por muchos ciudadanos como una señal de que el país no estaba preparado para dar ese paso ahora, y los más afectados son quienes tienen menos posibilidades económicas.

Es evidente que el uso de códigos QR ha experimentado un notable crecimiento; no obstante, preocupa que varios comerciantes que asumen esta tecnología imponen condiciones restrictivas, como solicitar pagos en «mitad transferencia y mitad efectivo», o incluso, sugieren que las transacciones se realicen a sus cuentas personales en lugar de las comerciales, contraviniendo así las disposiciones legales vigentes y facilitando la evasión fiscal.

La bancarización, en el contexto cubano actual, es transversal a toda la economía, y su principio básico es que el usuario decida el medio de pago que empleará, proceso que debiera generar beneficios para los clientes, para los establecimientos comerciales y para el país, pero hasta este minuto, no es así.

Por otra parte, las bonificaciones bancarias, que actualmente se sitúan en un 6%, representan un estímulo financiero destinado a fomentar los pagos en línea, pero cuando el código QR del comerciante está vinculado a la cuenta bancaria personal, dicha bonificación no se hace efectiva. Entonces, es crucial que los comerciantes asuman su responsabilidad en este sentido y que los consumidores exijan por el beneficio del cual están siendo privados.

Indudablemente, la bancarización constituye una faceta del desafío financiero cubano que es susceptible de mejoras contínuas, proceso en el que intervienen el Estado, los emprendedores privados, los clientes y diversos mecanismos tecnológicos y humanos. Sin embargo, es importante ser realista: no se puede esperar que la solución se materialice de manera espontánea o con un simple gesto.

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Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
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