sábado 16 agosto 2025

El Polvorín santiaguero

Hoy cuando usted llega al Polvorín, lo que hallas es una comunidad muy joven, tan nueva que todos los días existen cambios para bien, incluso, aparecen moradores no sólo procedente de la misma Sierrita Chiquita, otrora Chicharrones, que en tiempo de Batista se ganó los pésimos comentarios de una zona de pura delincuencia y muy pobre, analfabeta y apartada de la llamada “civilización”.

La vida en El Polvorín late normal, un poco más alegre cuando la comunidad sale a una tarea común como la preparación para la defensa. Foto: Santiago Romero Chang

Y eso sucedió por puro racismo y discriminación latente aún, pero reprochable -públicamente- y es que en El Polvorín, lo mismo viven hoy: negros, mulatos o pardos, chinos, gallegos, indios, intelectuales, artistas, funcionarios, médicos, enfermeras, en fin… el ajiaco se complica en esta joven comunidad todos los días.

Ubicado en la periferia norte de la ciudad, la comunidad de El Polvorín fue hasta hace poco monte, luego un amplio campo de depósitos de materiales, aislados y deprimentes caseríos, una especie de potrero, refugio de inventarios no controlados, de juegos prohibidos y de otros, como el béisbol, bien asentado hasta que, por fin, llegó la transformación radical y surgieron casas de bajo consumo y rápida edificación, biplantas muy prácticas que asimilaron tanto habitantes del propio Chicharrones como de otros lugares.

En esos predios, primero, una base de taxis y taller automotor, hasta que se definió el poblado con su sistema hidráulico, drenaje, acceso directo a la autopista “Aeropuerto – Parque de Diversiones”, hoy El Valle de los Sueños que enrola al zoológico. Incluso, El Polvorín ya cuenta con su Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia, la propia población se organizó con sus Comités de Defensa de la Revolución, organización de base de la Federación de Mujeres Cubanas, filial de la Asociación de Combatientes y hasta constituyen una Zona de Defensa vital para Chicharrones.

No faltan en El Polvorín, los servicios y aseguramientos hidráulicos, directos a cada hogar y establecimiento estatal o privado. Foto: Santiago Romero Chang

Allí, tengo muchas amistades y el orgullo al ver en pleno ejercicio a mis ex alumnos de la Escuela Provincial de Formación de Trabajadores Sociales y egresados en Licenciatura en Comunicación Social; a muchos los eduqué durante más de diez años y hoy son los protagonistas del cambio en El Polvorín; son los gestores de una comunidad muy difamada y que todavía algunos inescrupulosos la tildan de baja sociedad, le atribuyen calificativo falsos como “zona de peligro”, de “delincuencia” y asociada a la violencia. Todo, lejos de la verdad.

La visita más reciente al Polvorín fue motivada por otro ejercicio en el Día de la Defensa, cuando desde aquí, se lanzó la orden de inicio de las acciones simultáneas en toda la provincia Santiago de Cuba, y qué clase de demostración popular, de unidad, alegría, cantos, simulacros de lucha contra incendios, producciones artesanales y de alimentos, alternativas disimiles para sobrevivir en casos de bloqueo extremo y seguir en la asistencia social y de salud, el aseguramiento de la medicina básica y hasta la conga por adolescentes del propio lugar.

Qué lindo ver todas las generaciones integradas en un mismo pueblo, compartir lo que tienen y no lo que les sobra, la comunicación directa y sustantiva, que no lucra, ni resta, suma y multiplica, se posiciona como referencia de la real identidad del santiaguero(a): jaranero, musical, bailador, narrador oral por excelencia, cuentero, alegre y muchas veces indiscreto, inclinado al doble sentido y cronista innato como muchos que te cuentan los miles de cambios en poco tiempo y que con orgullo repiten el nombre de su comunidad, donde aún siguen en desarrollo los cambios, nada distante a un zafarrancho popular que deja como señal un Polvorín.

La nueva generación se muestra alegre y satisfecha con el apoyo de su comunidad. Aquí tienen sus escuelas y el proyecto integral por la calidad de vida. Foto: Santiago Romero Chang
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Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
Saludos desde México. La cultura de la previsión así como la calidad en el trabajo ayuda a los pueblos de…
Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…