miércoles 27 agosto 2025

Fidel en el Sol de la Moral del siglo XXI

Fidel es la mayoría de un pueblo distinto que no cede a las presiones y chantajes, a los macabros algoritmos manipuladores en las redes sociales y que siempre tendrá en el Respeto, su divisa mayor, como priorizó el líder eterno, el Comandante en Jefe, desde el Sol de la Moral.

Aún enfermo Chávez no se cansó repetir que Fidel era como un padre, El Pitágoras de los nuevos tiempos, como un profeta, a quien siguió gracias a los comentarios de su madre quien le dijo, que por la radio “se hablaba de un tal Fidel”. Y así Chávez juró encontrarse con él, el Pitágoras de estos tiempos convulsos del siglo XXI.

En cada agosto, Chávez se desbordaba con Fidel, a quien lo llamó “papá”, “padre”, “mi amigo”, “mi hermano” porque –indudablemente-tuvo un sentimiento muy especial por el líder de la Revolución Cubana.

Y cada vez que surgía una historia sobre Fidel, inmediatamente, Chávez hacía silencio, era el mejor escucha y discípulo. En eso nos recordó siempre a Camilo: “Cuando Fidel habla, lo menos que puede hacer un cubano es escucharlo”. Cuántas veces de gira por el exterior, pero el presidente venezolano quería saber de Fidel, lo mismo charlaban de política, historia, que de cuestiones domésticas como la cocina criolla, una receta cubana o venezolana, una historia familiar y un abrazo.

Eso sobró.

Fidel siempre abordó la historia de sus años de infancia, de sus estudios en Santiago de Cuba, los inconvenientes en la casita de la Loma del Intendente, del Colegio Belén y de la Escuela La Salle. Sobre eso le dijo mucho a Chávez, al punto que fue Fidel quien propició y organizó una visita del líder bolivariano a esta ciudad. “¡Prepárate!, le dijo en público.

Chávez sabía mucho de Santiago de Cuba, pero fue la primera vez que se rencontró con el pueblo de la Cuna de la Revolución. Recuerdo sus primeros comentarios al ver la Sierra Maestra desde el avión, la pista del aeropuerto internacional Antonio Maceo, la visita especial al cementerio Santa Ifigenia y regresar por las calles y avenidas donde el pueblo ovacionó: ¡Fidel, Chávez! ¡Chávez y Fidel!

Y es que decir Santiago de Cuba es evocar a Fidel.

Cuántas anécdotas como aquellas sobre el cruce a nado en la bahía local; las visitas de la familia holguinera; los preparativos de la gesta del Moncada y aquel pensamiento que repitió Abel Santamaría Cuadrado en 1953: “A quien hay que salvar es a Fidel”.

Desde ése sol de la moral Fidel siempre está en el corazón de este pueblo como en toda Cuba y cada vez que llega Agosto se precipitan las visitas al monolito en Santa Ifigenia, ya sea con rosas, fotos y el eterno sentimiento que siempre le extiende una frase de cariño, un compromiso personal y colectivo, expresión del respeto y honor a su persona.

Fidel no se fue nunca de misa, en cada contratiempo siempre sobresale su nombre como el Comandante que nos condujo tanto a la victoria como a mantenerla, a la asimilación de la diversidad, la alegría y lo más grande, el respeto.

Hoy, Fidel sobrevive con el llamado a la unidad popular, a la necesaria educación cívica, al respeto y acabar los perjuicios y prejuicios que lastran y no enriquecen, que denigran y no engrandecen, que frenan y no desarrollan, ni al individuo, ni a la sociedad, como advirtió muy preclaro en los difíciles años del periodo especial.

Fidel es la mayoría de un pueblo distinto que no cede a las presiones y chantajes, a los macabros algoritmos manipuladores en las redes sociales y que siempre tendrá en el Respeto, su divisa mayor, como priorizó el líder eterno, el Comandante en Jefe, desde el Sol de la Moral.

Destacadas
Comentarios
Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
Saludos desde México. La cultura de la previsión así como la calidad en el trabajo ayuda a los pueblos de…
Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…