Al observar la grave situación en la franja de Gaza, Palestina, donde más de 14 mil niños han perdido la vida, otros 30 mil han sido desplazados y más de 250 mil requieren servicios de salud mental y protección, me surge la pregunta de qué está haciendo la comunidad internacional, especialmente las Naciones Unidas (ONU), para detener este genocidio perpetrado por el gobierno y el ejército de Israel?
Resulta irónico que sea precisamente en la Asamblea General de la ONU, en 1956, donde se estableció el 1 de junio como el Día Internacional de la Infancia, con la supuesta intención de promover la fraternidad y comprensión hacia los niños y las niñas de todo el mundo.
Más allá de «promover actividades que involucren directamente a los más pequeños de cada hogar», deberíamos reconocer y valorar a la infancia todos los días, ya que en ella reside el futuro de la humanidad; lamentablemente, la sociedad actual muestra una fragilidad extrema y una falta de valores que profundizan las desigualdades y promueven o toleran, en un alto por ciento, la explotación infantil.
En Cuba, donde el bloqueo económico y financiero ha persistido desde el triunfo de la Revolución en 1959, las políticas de protección a la infancia son evidentes, y continúan siendo una prioridad.
En Santiago de Cuba, contamos con una amplia variedad de más de mil 150 centros dedicados a la atención de niños y adolescentes. Estos incluyen escuelas primarias, secundarias y preuniversitarias, círculos infantiles, casas de cuidados integrales para menores sin amparo familiar, escuelas de música e instituciones artísticas como el Conservatorio Esteban Salas, la escuela vocacional de artes y los centros de iniciación deportiva, entre otros.
Estos espacios públicos y muchos otros son lugares donde los niños y niñas de la provincia pueden compartir y disfrutar con alegría. El Parque de los Sueños, el zoológico y otras áreas comunes, les brindan la oportunidad de desarrollarse espiritualmente, jugar y socializar libremente, ya sea en un parque tecnológico o mientras patean una pelota de fútbol o improvisan un juego de béisbol en las áreas comunes de los barrios donde residen y donde encuentran un espacio propicio para su crecimiento y diversión.
A pesar de las limitaciones impuestas por el bloqueo, las dificultades internas y la escasez de recursos, el gobierno cubano y sus instituciones son conscientes de que en Cuba no hay nada más importante que el bienestar de un niño. Este enfoque, arraigado en el legado de Martí y Fidel desde el triunfo de la Revolución, ha sido y seguirá siendo, una preocupación y ocupación constantes de la sociedad cubana.