Seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas

La reciente novela «El Derecho de Soñar», transmitida en la televisión nacional, ha llevado a muchos cubanos a reflexionar sobre la importancia de profundizar en los derechos de todas las personas. Resulta lamentable que en una parte de nuestra sociedad aún prevalezca la tendencia de etiquetar a aquellos que son diferentes como seres anormales o locos, e incluso despreciarlos, sin darse cuenta de que ellos son simplemente maratonistas de la vida.

Cada país, pueblo o barrio tiene «sus locos», algunos de los cuales incluso logran alcanzar la fama. Uno podría preguntarse si esas comunidades no serían demasiado aburridas sin la presencia de estos personajes que cantan, bailan, tocan instrumentos musicales improvisados y exploran los vertederos en busca de lo que los «cuerdos» desechan, e incluso, cuando se sienten acosados, pueden llegar a volverse personas agresivas.

Los «cuerdos» son responsables de generar contaminación, crisis económicas y humanitarias; se pasan su vida evaluando al prójimo y a menudo prefieren cerrar los ojos ante lo que no quieren ver; en contraste, los «locos» son quienes menos exigen, por lo general son trabajadores y forman parte del folclore de los pueblos, pero también están entre los más vulnerables de  la sociedad.

En Santiago de Cuba, por ejemplo, encontramos diversos personajes: Yaquelín, la bailadora; Epifanio, el caminante; Benny, el cantante; Josefa, la de la radio; Ojo Bello, el fotógrafo; y los buzos de casi todos los barrios, que se sumergen en la basura en busca de sustento. Estas personas, por lo general, viven solas o han sido abandonadas por sus familias, o están enfermas, entre otras causas.

En el ámbito legislativo y gubernamental, en Cuba se ha prestado atención a estos individuos dentro del marco de las familias; según la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, se han incrementado los centros de atención integral donde trabajan equipos multidisciplinarios encargados de comprender y abordar los problemas de estas personas, ayudando en la medida de lo posible a resolverlos; sin embargo, “es importante recordar que la responsabilidad de atenderlas no recae únicamente en el Estado, sino también en las familias, ya que se trata de una responsabilidad colectiva”.

Es cierto que las circunstancias actuales por las que atraviesa el país han provocado un aumento puntual en las diferencias entre la población cubana, y en consecuencia, el número de personas que deambulan ha aumentado proporcionalmente: algunas de ellas piden limosna, duermen a la intemperie, sufren de enfermedades mentales, tienen adicciones o han sido abandonadas por sus familiares, por lo tanto, sería sabio y justo cuestionar esos comportamientos y sus causas a nivel individual, ser generosos al juzgarlos, considerarlos y apreciarlos.

Tanto los «cuerdos» como los «locos» somos parte de la naturaleza y estamos llamados a encontrar un equilibrio entre la diversidad y la solidaridad, ya que al final del día, cuando se apague la luz, “no habrá cunas cálidas ni caminos privilegiados”.

Como sugiere el poeta, “seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas”.

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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