Una de las coordenadas más claras sobre el por qué no siempre hay dinero en los cajeros automáticos se conecta con la “justificación” de que “para el sector privado y, fundamentalmente, quienes importan, el acceso a divisas convertibles se hace a través del mercado negro, por las pocas opciones que se presentan para adquirirlas legalmente. Lo anterior, sumado a las limitaciones del BCC sobre la cantidad de efectivo que pueden extraer los actores económicos, ha incrementado la resistencia de muchos a poner grandes sumas de dinero en el banco, pues necesitan que este circule, para comprar divisas y reabastecerse.”
En pocas palabras, el dinero circulante no goza de los mismos niveles de otros tiempos, existe una ralentización en el movimiento o rotación monetaria a todas luces, por “la resistencia de muchos a poner grandes sumas de dinero en el banco”; no faltan quienes especulan de alguna forma, pero no creo que estas sean las únicas razones.
Este reportero se acercó a un trabajador de una MIPYME santiaguera en el distrito Antonio Maceo, porque no admitía transferencia digital de dinero por parte de los clientes en pago por el arreglo de batidoras y la respuesta fue asombrosa: “a mí el Estado no me admite hacer un cúmulo de operaciones digitales por más de 120 mil pesos cubanos.” Respuesta similar la hallé en otros puntos de Santiago de Cuba como en la popular y céntrica calle Aguilera, la más larga de la ciudad.
“La acumulación de efectivo fuera del banco alcanzó niveles muy altos, más allá de lo que necesita la economía”, reconoció Joaquín Alonso Vázquez, ministro presidente del Banco Central de Cuba en una Mesa Redonda, donde aclaró también que la Resolución 111/2023 no implica la desaparición del efectivo. Confirma el mencionado reportaje de Cubadebate y agrega que:
“Varias fueron las reacciones en los días posteriores a la puesta en marcha de la Resolución. Aumentó la afluencia de personas a los cajeros automáticos y bancos, algunos de los negocios privados que aceptaban el pago por transferencia lo dejaron de admitir y hubo quienes, sacando provecho de las colas en los bancos y cajeros, comenzaron a vender CUP en efectivo, a cambio de transferencias por montos más altos.”
De ahí, que una buena parte del dinero se queda congelado en efectivo para poder pagar otras operaciones, por supuesto, más caras.
Cierto, hay mucha preocupación en este sentido y considero que las autoridades gubernamentales tienen que responder ante esta situación y no dilatar el tiempo en explicaciones sobre la importancia de la bancarización, su gradualidad, empeños y comodidad de pagos por un cúmulo de pasarelas digitales. Eso está bien, pero falta acción.
La irritación lejos de la disminución se traduce en más alteraciones del orden público en las colas interminables y pocas respuestas en la mayoría de las comunidades, donde las autoridades locales aparentan desconcierto, por ejemplo, en el reparto urbano Versalles donde muchas personas madrugan en colas para extraer dinero y poder pagar en la farmacia, en el supermercado o en la ferretería que está al lado de los dos cajeros automáticos.
Y es porque todavía en esos centros no está habilitada ninguna pasarela de pago electrónico o digital y la ecuación se complica para una población con más de cinco mil consumidores, una buena parte distante, téngase en cuenta, los cientos de núcleos familiares que viven en el reparto Antonio Maceo; el llamado pueblo de “Operaciones”; en la carretera rumbo al aeropuerto, súmele los recién llegados al naciente pueblo en la entrada de Versalles y quienes viven en el entronque de Ciudamar y todavía tienen que trasladarse a varios kilómetros para comprar o extraer dinero de los cajeros en el mencionado reparto en el sur oriental de Santiago.
Innumerables vecinos confiaron a este reportero que tratan de extraerlo todo de su tarjeta magnética para no volver a la cola que se enrarece con la llegada de muchas personas del centro y la parte norte de la ciudad de Santiago de Cuba que suben a Versalles o van hasta el cajero automático del aeropuerto.
Otros de los inconvenientes son las caídas de las conexiones, las interrupciones eléctricas, los atrasos en los depósitos, las demoras en el pago digital por parte de varias empresas y organismos, los garroteros, en fin, estas situaciones que en gran medida tienen relación con lo expresado arriba sobre la pérdida de la dinámica del circulante y el acaparamiento fuera de los bancos oficiales.
Como programa nuevo, esperamos madurez y soluciones a tantos inconvenientes, mientras sigue la entrega de más tarjetas magnéticas, que si bien suma a más personas en las colas para los servicios de los cajeros automáticos, no es menos cierto que apuesta por una bancarización que no se detiene, a pesar que implica riesgos y retos a vencer para dinamizar las transacciones monetarias en aras de un despertar económico.
En declaraciones para el Sierra Maestra, Órgano Oficial del Comité Provincial del Partido, el 20 de mayo, Yadira Greenup Marrero, subdirectora comercial del Banco Popular de Ahorro (BPA) en Santiago de Cuba “reconoció las molestias que manifiestan los usuarios por el servicio en los cajeros”, según publica la colega Milagros Alonso Pérez
Greenup Marrero, parte de los altos niveles de concentración poblacional en Santiago de Cuba; la demanda que genera; el plan de acciones, entre ellas, el puesto de mando para el monitoreo del flujo de dinero.
Agrega que “recientemente, gracias a las producciones de billetes que se han recibido en la provincia, se dispensan los de alta denominación -de 1 000 pesos-, con los cuales ha mejorado el servicio en varios puntos de la ciudad y el resto de los municipios, en un total de 14 cajeros de BPA y otros de Bandec, aunque no satisfaga toda la demanda en días pico de pagos de salarios y pensiones con la inmediatez que deseamos.”
Como alternativas: la extracción a través de tarjetas magnéticas por la línea de caja del interior de las sucursales; la recarga varias veces en el día –respuesta no confirmada aún en lugares como Versalles-; sumar a los clientes jurídicos y personales que no están vinculados al proceso de la bancarización; la inclusión de todos los servicios (estatales o no) en el pago en línea.
Según dijo en mayo la subdirectora comercial del Banco Popular de Ahorro (BPA) Yadira Greenup Marrero, en Santiago de Cuba, “las interrupciones técnicas de los equipos no constituyen un problema, gracias a soluciones y medidas organizativas adoptadas”, claro, ella dijo eso en la primavera porque la realidad es otra en octubre.
El problema serio en las finanzas continúa, en tanto, el acaparamiento fuera de los bancos implica evasión fiscal, porque no tengo que pagar muchos impuestos y siempre tendré dinero para operaciones en el mercado negro, amén de otros pensamientos similares muy mal intencionados que lastran la rotación monetaria nacional.
La nueva estructura el sistema económico cubano implica a los actores sociales que se incorporan y con transacciones significativas entre ellos; dinero que nunca pasa por el banco y flota ante las expectativas de precios más altos cada día. Significa que el desafío galopa en medio de dificultades mayores.