Días de fiestas, de encuentros y de retos subrayados, así es el inicio del curso escolar en Santiago como en toda Cuba, esta vez, al calor de los 63 años de la UNEAC y de los cambios radicales de un mundo en la multipolaridad, por tanto, mayores son las confrontaciones y validez contra tres pilares que defendemos: Cultura, Identidad y Educación
Ya lo reafirmó el presidente cubano Miguel Díaz Canel Bermúdez: “El futuro del país pasa por la educación”. Una sentencia capital no sólo para Cuba, porque Occidente en esta “hora de los hornos” desencadena su ira y arrogancia contra el polo opositor, a medida que decae el dólar como consecuencia de los bloqueos y guerras inoperantes.
Asistimos a una Era muy peligrosa para la humanidad cuando los pueblos son más conscientes del valor de la cultura, un pilar muy claro en Fidel al llevar una Revolución que tuvo tras su triunfo la Campaña de Alfabetización, la mejor estrategia diseñada y cumplida en momentos decisivos en la consolidación del proyecto social cubano., dígase del cuño de las Palabras a los Intelectuales que definió todo un proceso cultural que en su punto de partida promovió la edición del primer libro, tras la victoria de enero de 1959: Don Quijote de la Mancha.
Imposible separar Cultura, Identidad y Educación, cuando es crucial la Batalla de las Ideas, de pensamiento, plan contra plan como nos legó el célebre Maestro José Martí, quien dijo que cada calle debe ser una escuela, por eso, Fidel como el mejor discípulo martiano repitió y con toda intencionalidad aquella célebre frase: “Yo no le digo al pueblo cree, sino lee”.
Usted vaya a cualquier lugar del mundo, incluso, viaje dentro del propio territorio cubano, pero lo primero que percibirá es ése sentimiento por su lugar de origen, su escuela, maestra, el amigo, aquellos chistes inolvidables, el calor de las gentes, el pregón del barrio, la vecindad abierta y hasta la mascota que dejó; ¡Eso es Identidad!, el sentido de pertenencia, ése sentimiento por lo propio, lo cotidiano que se fundó entre sudores, norma parlante, el trabajo, el hogar, la familia, los amigos y hasta en un entorno natural muy particular.
La Educación no es sólo el abc de la escuela, del instituto o de la Universidad. Educación e instrucción van de la mano, pero con perspectivas muy marcadas, porque educar pueden muchos, pero enseñar no cualquiera, ahí entra a jugar la familia, el vecino, el tutor.
Usted puede lograr la formación de un individuo muy instruido en las Matemáticas, en Historia y en Español, pero no significa total garantía de un comportamiento social a la altura de esos conocimientos.
La familia es como el modelador, la que por minutos le enseña lo doméstico, lo correcto al saludar, sentarse, caminar, lo introduce a la lógica, al análisis, por eso, se insiste en recuperar la asignatura de Educación Cívica, aunque el maestro lo instruirá pero la enseñanza en toda su dimensión está donde mayor tiempo e intimidad está el ser, en la familia.
Cultura, Identidad y Educación no pueden ser meros tópicos metodológicos en el nuevo curso escolar 2023-2024, de lo contrario, para qué las 46 semanas en extensión en el intento de aproximarnos a una “presencialidad total”. Dígase de tres categorías que indican el reto en la provincia Santiago de Cuba y que implican que es posible y consecuente, el Tercer Perfeccionamiento del sistema de educación cubano ante variables como: la abundante zonas de montañas; la recuperación bajo un fuerte bloqueo, la necesaria implicación de personal categorizado, el debate sobre la interacción de la familia, la comunidad, el barrio y la propia escuela como un sistema horizontal y flexible; súmele los Objetivos de Desarrollo Sostenible contemplados en la Agenda 2030.
Po eso, reitero la necesidad de un curso escolar “sumamente creativo”; en modernización no por los recursos tecnológicos a usar, sino la mejor visión, la gestión humana, puntuales en el apoyo a los jóvenes, el quehacer docente-educativo; la enseñanza política e ideológica, la formación vocacional, de valores, el contexto actual, las urgencias económicas, las vulnerabilidades, el papel intrínseco de la educación como crisol en el impacto de mejores recursos humanos y a tono con los cambios dentro y fuera del país.
