Si tuviera dinero le grabaría un disco a Ariel Barreiro (7 de Julio 1971) y lo presentaría a Sony Music, a ver, si al menos le insertan en ese invento que han llamado World music, y le colocan en alguno de los ambientes de Buenos Aires o Uruguay, y tal vez incluso podría tener un éxito que lo lleve a un premio Grammy. Aunque, sinceramente, parece poco probable; Barreiro ni se ha mudado de Aguada de Pasajeros, y para colmo, solo parece importarle lo hermoso.
Se dice que Pepe Sánchez no inventó el bolero, el cantor y sastre que tenía capital. Quizás fue el primero en registrar la canción «Tristezas» en 1883, pero realmente no importa que ese hombre haya mentido si hay un músico en Cienfuegos que estremece con su música, como cuando Paula se le riega en su pecho, y la luna ilumina su camino, y todo acaba en sol saliendo.
Si este tipo que veo con bufanda y espejuelos, y parece estar detenido en su propio tiempo, nos dijera que se cayó el gobierno de la desnudez, porque aquí todas las chicas tienen su amor y todas las patricias su recuerdo. Lo menos volvería al verbo estremecer, volvería al valor de la canción y eso debe suceder en el Festival de la Trova 2023.
Barreiro apuesta por una canción de amor con un mensaje social, según dice. Él sabe que los jóvenes prefieren mover las caderas como con el (todavía vivo en México) Chuchumbé y el trap, que prefieren el ritmo al verso. Sin embargo, Barreiro no se deja llevar por las tendencias y sigue tocando su guitarra con todo, para suerte de aquellos que todavía creen que vale la pena escuchar con el alma y arma.
Ariel Barreiro parece andar medio lento y en cada verso arrastra sus vallejos y no le hace falta otra cosa que cantar para que uno entienda, que, a pesar de todos los desastres, vale la pena estar en este lugar escuchando canciones.
PD:
1. Ariel Barreiros se estará presentando en El Ingenio el día 17 de noviembre.
2. Fue relojero durante 22 años.
3. Fidel le regaló una guitarra en los 90.
4. Colibrí le grabó un DVD titulado Cruzando los dedos.
