Por estos días en que en la mayoría de los hogares cubanos se ajustan uniformes, se forran libros y libretas y en las escuelas se preparan también las condiciones para el reinicio del curso escolar, el colectivo del proyecto educativo institucional Renato Guitar enclavado en el Reparto Vista Alegre de la ciudad de Santiago de Cuba se apresta a dar la bienvenida a los infantes que serán allí atendidos.
Sorprendidos por esta reportera se encontraban en labores de limpieza e higienización, embelleciendo los locales y preparándose metodológicamente para asumir una tarea que emprenden desde hace tres años como centro especializado en servicios educativos para la atención a niños con manifestaciones del comportamiento y a sus familias.
Yanela Boubaire Puentes, quien es la directora en esta institución educativa accedió gentilmente a ofrecernos detalles sobre el funcionamiento de la instalación donde se desempeñan cuarenta y seis trabajadores de ellos veintiseis docentes apoyados por especialistas de salud para el desarrollo de consultas especializadas como psicología, psiquiatría y logopedia.
Este curso, explicó la directora, asumirán una matricula de seis niños que oscilan entre los once y doce años de los municipios Palma, Guamá, San Luis y Santiago de Cuba con carácter interno en la propia institución y se insertan en las escuelas próximas al proyecto, asistiendo en el horario de la mañana a clases y en las tardes a los programas previstos para su formación en el centro.
Esta experiencia, dijo Yanela, cambia el concepto de escuela de conducta y se amplía la atención a las familias, se visita a las comunidades donde residen los alumnos por parte de trabajadores sociales y se preparan metodológicamente a los maestros de las escuelas donde cursan sus estudios según la enseñanza que corresponda.
La directora quien habla con pasión del proyecto educativo Renato Guitar, espera que el próximo curso sea exitoso como hasta ahora se ha logrado y mide el impacto de esta modalidad en las evaluaciones integrales que cada seis meses se hacen a los estudiantes integralmente, para lo que se establecen las categorías de ligeramente superado, casi superado y superado y en la mayoria de los casos los avances son satisfactorios.
Durante la pandemia el colectivo del proyecto también se puso al servicio de los niños acogiendo a pequeños con situaciones exepcionales como por ejemplo aquellos que tuvieron las familias hospitalizadas con Covid para no dejarlos desprotegidos, madres múltiples con casas en construcción y otras manifestaciones, siempre en interés de la protección y cuidado de los más chicos.
La pasión de Yanela por su profesión como educadora contagia, muestra fotografías de las escuelas de padres, del intercambio con las familias de los que han pasado por el centro, mensajes que reconforta la entrega cotidiana para aquellos que necesitan una atención especializada y se le brinda, y emocionada concluye diciéndonos que el impacto mayor es ver como superan los problemas de conducta, como existe una estrecha relación con las familias aunque ya hayan salido de la institución y ante alguna preocupación o duda por sus hijos vuelven a ellos buscando ayuda, apoyo, consejos, por lo que considera que este curso como en otros pondrán todo su empeño y amor, ella y su colectivo porque como dijera José Martí: «Los peligros no se han de ver cuando se les tienen encima sino cuando se les puede evitar».
