Trece aƱos se cumplen hoy de aquel dĆa cuando una nota del Buró PolĆtico del ComitĆ© Central del Partido daba a conocer el fallecimiento del HĆ©roe de la RepĆŗblica de Cuba, Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, como consecuencia de un paro cardio-respiratorio, a la edad de 82 aƱos, pues habĆa nacido en La Habana el 17 de febrero de 1927.
Fue aquel sin dudas, un dĆa triste aquel 11 de septiembre de 2009, porque la muerte nos arrebató inesperadamente la presencia fĆsica del Comandante Juan Almeida, el humilde constructor, el atacante del Moncada, el prisionero de Isla de Pinos, el expedicionario del Granma, el combatiente de la Sierra Maestra, el fundador del Tercer Frente Oriental, el Comandante que despuĆ©s del triunfo se convirtió en Jefe del EjĆ©rcito Central, el iniciador de la lucha contra bandidos en El Escambray, el integrante del primer ComitĆ© Central del Partido, de su Buró PolĆtico y Delegado de Ć©ste en la otrora provincia de Oriente, el mĆŗsico y compositor de inolvidables canciones, el escritor, el poeta de una alta sensibilidad artĆstica y sobre todo, el fiel compaƱero de Fidel, el amigo del pueblo del cual era su mĆ”s genuino y modesto representante.
Los santiagueros aĆŗn tenemos fresco en la memoria el recorrido que hiciera su cortejo fĆŗnebre por la ciudad que tanto amó, no para despedirse de ella para siempre, sino para quedarse permanentemente en el corazón de cada uno de los hijos del indómito pueblo de tantos y tantos hĆ©roes como Ć©l que hoy viven y comparten las alegrĆas y tristezas del acontecer de la Revolución que nos legaron que nunca dejaremos morir y que defenderemos hasta el Ćŗltimo aliento de todos.
Por eso la muerte del Comandante de la Revolución Juan Almeida causó una profunda conmoción en el pueblo y fueron millones los hombres y mujeres, los niƱos y jóvenes que a lo largo del paĆs le rindieron el merecido homenaje desfilando ante su fotografĆa para rendirle tributo con lĆ”grimas en los ojos y un aprieto en el pecho regalĆ”ndole como despedida una flor roja o blanca, pero vibrante y hermosa como la vida de este hombre que la merecĆa.
En el Mausoleo de la Loma de la Esperanza, en su querido Tercer Frente, los restos del Comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque descansan junto a los de muchos que fundaron este frente guerrillero y los que cayeron durante la lucha en estas invictas montañas donde el enemigo nunca pudo pasar.
Desde allĆ, Almeida y sus hombres se yerguen victoriosos indicĆ”ndonos el camino a seguir en las batallas presentes y futuras, recordĆ”ndonos aquella frase que devino en sĆmbolo de resistencia para todos los tiempos y que hemos jurado cumplir: Ā”AquĆ no se rinde nadie!