Santiago de Cuba, 4 feb.ā Hace 60 aƱos, el 4 de febrero de 1962, mĆ”s de un millón de cubanos se concentraron en la Plaza de la Revolución JosĆ© MartĆ, de la capital, para aprobar la Segunda Declaración de La Habana, como viril y digna respuesta a la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos, la OEA, el 31 de enero y en repudio a la decisión de la mayorĆa de los gobiernos latinoamericanos de romper sus relaciones con la isla, salvo la honrosa excepción de MĆ©jico.
La Segunda Declaración de La Habana devino entonces en una contundente denuncia contra Estados Unidos y su polĆtica de rapiƱa hacia nuestra AmĆ©rica, polĆtica que hoy trasciende las fronteras de este continente y se extiende por todo el mundo, como lo confirman las actuales pretensiones hegemónicas del imperio yanqui.
El hambre, la miseria, las desigualdades sociales, el analfabetismo, las enfermedades, la incultura y otros males que entonces minaban a AmĆ©rica Latina, son males que hoy afectan a millones de personas, que viven en los paĆses pobres del Tercer Mundo. La Segunda Declaración de La Habana fue una brecha abierta por Cuba en las entraƱas del imperio y un documento que sirvió de base a muchos pueblos, para romper sus cadenas o lanzarse a la lucha para, como dice el histórico documento, Ā«alcanzar la verdadera y definitiva independenciaĀ».
Esta declaración hecha pĆŗblica el 4 de febrero de 1962, es considerada por muchos como el documento polĆtico mĆ”s importante y trascendental de AmĆ©rica Latina en la segunda mitad del pasado siglo. Fue un anĆ”lisis cientĆfico y guĆa para la acción, esclareciendo el surgimiento del capitalismo en su fase superior, la imperialista, asĆ como la situación contemporĆ”nea del imperio y su crisis que es insalvable.
Los cubanos desde entonces hemos estado en el centro de esa lucha estando dispuestos cada dĆa a dar la vida por nuestro paĆs y nuestra independencia y dar la vida tambiĆ©n por la libertad de otros pueblos, como ya se ha demostrado mĆ”s de una vez a lo largo de estos aƱos de Revolución.
Hoy, 57 años después de aprobarse la Segunda Declaración de La Habana, los imperialistas yanquis persisten en sus planes agresivos contra Cuba, pero como entonces, la viril respuesta de los cubanos la crucial Batalla de Ideas que libramos, no solo por mantener nuestras conquistas, sino para hacer que la América Latina y el mundo sean cada vez mÔs libres.
Nuestra pequeƱa honda de David estarĆ” siempre presta a ser disparada contra el gigante Goliat y derribarlo, como reza el pasaje bĆblico.