Santiago de Cuba, 13 ago.— ArribarÃa el Comandante Fidel Castro Ruz hoy a su cumpleaños noventa y cuatro pero fÃsicamente ha partido, lo encontré en mi pensamiento, en el corazón de mi vecina que ha vuelto a llorar su ausencia, en los rostros curtidos de los campesinos que hacen producir la tierra, en los que se enfrentan en una lucha abierta contra la pandemia que azota al mundo y en Cuba o en otros paÃses hacen retroceder la muerte.
Encontré a Fidel entre nosotros tan preclaro como siempre, en sus lÃneas como estas que parecen escritas hoy mismo y tan objetivas como ese sol que nos está alumbrando: «Si trabajamos bien, si luchamos con inteligencia, si mantenemos nuestra unión, nuestra firmeza, nuestro espÃritu, si sabemos estar a la altura de estos tiempos, si no queremos defraudar jamás la confianza que han puesto en nosotros otros pueblos del mundo, la confianza que han puesto en nosotros toda la gente revolucionaria y progresista de este mundo, y todos los pobres de este mundo, que ven a Cuba como un sÃmbolo de lucha y de resistencia, sÃmbolo que no podemos abandonar, sÃmbolo que no podemos destruir, sÃmbolo que no podemos traicionar, marcharemos adelante, encontraremos soluciones a nuestros problemas».
Asà alertaba Fidel en los años difÃciles del perÃodo especial en el ya lejano 1992.
Encontré a Fidel hoy en una mezcla de tristezas y alegrÃas en las letras de canciones que desde el corazón han dedicado músicos importantes o en la simple poesÃa de un cubano cualquiera, lo he visto por estos dÃas difÃciles previo a su onomástico en el rostro de DÃaz-Canel, continuidad trazando estrategias, alentando, sugiriendo, cuidando.
Está en nosotros el Comandante eterno y en su aniversario 94 nos sigue guiando, continúa admirando a este pueblo a quien dedicó toda su vida. Memorables sus reflexiones que he leÃdo y tomo solo una que parece que es para hoy mismo.
«Los tiempos difÃciles son los tiempos difÃciles. En los tiempos difÃciles el número de vacilantes aumenta; en los tiempos difÃciles —y eso es una ley de la historia— hay quienes se confunden, hay quienes se desalientan, hay quienes se acobardan, hay quienes se reblandecen, hay quienes traicionan, hay quienes desertan. Eso pasa en todas las épocas y en todas las revoluciones. Pero también en los tiempos difÃciles es cuando realmente se prueban los hombres y las mujeres; en los tiempos difÃciles es cuando se prueban, realmente, los que valen algo. Los tiempos difÃciles son la mejor medida de cada cual, del carácter de cada cual, del coraje y el valor de cada cual, de la conciencia de cada cual, de las virtudes de cada cual y, sobre todo, de las virtudes de un pueblo; y las virtudes patrióticas y revolucionarias no le faltaron ni le faltarán jamás a este pueblo».