Yoelkis Guibert en equipo Cuba con el aval de su innegable talento

Santiago de Cuba, 7 mar .— Siempre que se hace pública la nómina de un equipo Cuba para determinado evento internacional se desata un torbellino de polémicas y asoman inconformidades con algún que otro caso individual y esta vez no ha sido la excepción.

El santiaguero Yoelkis Guibert logró merecidamente un puesto entre los cinco jardineros de nuestra selección nacional pero su inclusión en la plantilla ha sido objeto de cuestionamiento por los parciales del béisbol capitalino que apostaban al giraldillo Yhosvany Peñalver, también aspirante a un puesto como guardabosque en el elenco cubano.

No se me ocurriría desmeritar al talentoso jugador capitalino cuyas virtudes han asomado de modo inequívoco sobre los diamantes pero me resulta claro que un episódico mejor promedio de bateo en un muy reducido número de juegos de preparación no es razón suficiente para inclinar la balanza a su favor, dejando a un lado la probada integralidad del indómito que a los ojos de muchos entendidos es una figura polivalente por sus cualidades defensivas, su velocidad, su brazo y su valía ofensiva. Tal vez donde único podría ceder en el cotejo con Peñalver es en el aspecto del poder.

Guibert es, a no dudar, un jugador que ofrece significativas prestaciones en cualquier equipo y los técnicos no lo han pasado por alto.

Más allá de lo que pudiera calificarse como un posicionamiento regionalista de este redactor están las categóricas afirmaciones de Miguel Borroto, timonel del equipo Cuba, quien al ser interrogado por las razones que privilegiaron al santiaguero manifestó sin ambages que si hubiera que escoger cinco jugadores integrales en el equipo, Guibert estaría entre ellos.

Finalmente insisto en un hecho irrefutable: los directores técnicos escogen tomando en cuenta los atletas que les parecen más adecuados para cumplir la misión que tienen por delante y no animados por cualquier otra hipotética o peregrina intención y esa prerrogativa debe de respetarse cuando viene avalada por argumentos, como es el caso.

Guibert y Peñalver son dos auténticos valores en ascenso de nuestro béisbol y debemos congratularnos por ello, ambos son merecedores de la admiración y el respeto de nuestra afición más allá de la circunstancia presente en la que la llamada al combate ha correspondido al primero de ellos.

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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
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El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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