Beijing, 17 feb.—China comenzó hoy otra semana de lucha contra el coronavirus Covid-19 estimulada por el gradual surgimiento de señales positivas que incluso llevaron a expertos a afirmar que la epidemia llegó a su punto de inflexión.
Si bien la cantidad de muertos y contagiados es alta, el país lleva 12 días consecutivos con una caída en los nuevos casos reportados a diario y más personas recuperadas, sobre todo fuera de la provincia de Hubei y su capital Wuhan, donde la enfermedad sigue focalizada.
La Comisión Nacional de Salud informó ayer el decrecimiento en la tasa de los enfermos graves y críticos en Wuhan de 32,4 a 21,6 por ciento, en las demás ciudades de Hubei pasó de 18,4 a 11,1 y de manera general disminuyó de 15,9 a 7,2 en otras regiones del estado asiático.
Para esa entidad las cifras evidencian la progresiva efectividad del mecanismo de prevención y control adoptado desde hace casi un mes y de medidas como la puesta en cuarentena de individuos con fiebre y sospechosos de contraer la afección respiratoria.
Mientras, Wang Xinghuan, directivo de uno de los dos hospitales construidos en tiempo récord en Wuhan, aseguró que las estadísticas posicionan al brote en su pico máximo y a punto de comenzar a ceder.
Otra noticia esperanzadora es la mejoría de enfermos desde estado leve hasta grave tras recibir terapias como la combinación de medicina tradicional china y fármacos internacionales con equipos de oxigenación, y nuevos productos desarrollados con el plasma sanguíneo donado por pacientes de alta.
También la creación de métodos y dispositivos que aceleran el diagnóstico como un kit capaz de arrojar el resultado en solo 15 minutos tras recolectar una gota de sangre.
No obstante, China no se confía ni baja la guardia porque la situación sanitaria todavía es muy desafiante, y el coronavirus se mantiene como la principal amenaza de la salud pública a nivel nacional y del resto del planeta.
Las provincias y regiones autónomas endurecen sus planes de contingencia en medio del retorno masivo de millones de trabajadores migrantes y Hubei -al presentar el peor escenario- extrema las medidas de «tiempos de guerra» en cada rincón de su suelo.
Por ejemplo, desde este domingo restringió el tráfico vehicular en su territorio completo y solo autorizará el paso de ambulancias, transporte de insumos médicos y productos de primera necesidad, así como de otros vehículos vinculados a la lucha contra el brote.
Seguirá adelante con el chequeo de la salud de cada habitante, mantendrá cerrado los sitios públicos no esenciales y tampoco permitirá que las empresas reanuden el trabajo sin antes concederle un permiso.
El flujo de clientes debe ser ordenado en supermercados y farmacias, y éstas últimas registrarán los datos personales y temperatura de quienes compren productos para la fiebre y el catarro común.
Pero 10 ciudades suspendieron la venta de esos remedios a fin de garantizar que las personas vayan a centros de salud al menor síntoma de afectación respiratoria.
La contienda en Hubei incluye también el desempeño y disciplina de sus dirigentes, lo cual conllevó a sancionar, remover de los cargos y amonestar a un número significativo de líderes por negligencia, incompetencia y hasta corrupción.
