Escribir sobre la jornada de este viernes en el Estadio Latinoamericano no es nada fácil. Vivir de cerca la derrota de las Avispas no es nada placentero y menos en el patio de los Leones, el rival histórico.
La jornada doble a 7 inings cada juego quedó favorable a los azules 7×2 y 3×1. Ya del primero les comenté, pero ese segundo encuentro empatado a una carrera hasta el 7mo nos daba la idea de llegar.
Los orientales que se reunieron en el estadio del Cerro y los que vinimos desde Santiago para apoyar a los montañeses vimos con el jonron de Santiago Torres la posibilidad de ganar. Las alas se rompieron cuando dejaron tantas veces hombres en base.
Nada que los Leones salieron hoy con todas las de ganar. Solo el equipo de Santiago podía dejarlos al campo si ganaban al menos dos encuentros.
Las matemáticas aún son claras. Número mágico 4. Si Santiago gana mañana y barre a Camagüey, depende de que Cienfuegos domine a Industriales para irnos arriba. Nadie pensaría eso del equipo viendo su calidad durante todo el torneo.
El último tercio de la segunda vuelta ha pasado factura. Los brazos de los lanzadores se cansaron luego de estar al tope en la primera vuelta y los bates ni hablar.
Los dirigidos por Eriberto Rosales perdieron la oportunidad de llegar a los play off en las dos últimas semanas.
Aún así la confianza de los más fieles continúa. La generación que juega hoy nos levantó el ánimo. Nos hicieron soñar, repletar el Guillermon y pensar que podiamos levantar la copa.
Mañana todavía se puede y debemos confiar.
