Cada sábado, sin pausa ni excepción, la feria agropecuaria que se desarrolla en diferentes espacios de Santiago de Cuba se convierte en una expresión tangible de compromiso entre productores, instituciones y ciudadanía.
A simple vista, puede parecer solo una alternativa de compra; pero en su esencia, representa una apuesta por el acceso directo a alimentos frescos, la defensa de precios justos y el impulso a la soberanía alimentaria desde lo local.

Estas ferias son fruto de una planificación articulada entre empresas estatales, formas de gestión no estatal, cooperativas agropecuarias y estructuras del Poder Popular, que unen fuerzas para que la población pueda adquirir productos básicos sin intermediarios y con calidad.
En tiempos de tensiones económicas, la constancia con que se mantienen estos espacios habla del esfuerzo colectivo por sostener el vínculo campo-ciudad, acercando viandas, frutas o cárnicos, la ética del trabajo productivo y el valor de lo autóctono.
Las ferias agropecuarias sabatinas de Santiago de Cuba son un evento comercial periódico, una tradición que se construye cada semana, con las manos de quienes siembran y el respaldo de quienes creen que producir para el pueblo es un deber ineludible.