Indudablemente, a nivel estatal se ha realizado un considerable esfuerzo para garantizar que los habitantes de Santiago de Cuba tengan acceso a una amplia gama de productos para las festividades de fin de año y Año Nuevo, con precios «asequibles», según afirman algunos, especialmente aquellos cuyos salarios o situación económica se lo permiten.
Algunas ofertas se han vuelto muy populares, como la yuca, el fongo, el boniato y la calabaza, productos que se pueden encontrar por estos días en la feria agropecuaria a un costo de entre 20 y 30 pesos la libra, sin embargo, las viandas más «exóticas» como la malanga, el ñame, el plátano junto a las hortalizas y las frutas, además de escasas, presentan precios inalcanzables para la mayoría de los consumidores.
Es evidente la situación actual con respecto al arroz, las carnes y la grasa, pues estos productos están fuera del alcance de quienes califican entre los ciudadanos en situación económica vulnerable. La época en la que en cada hogar, sin importar lo humilde que este fuera, se disfrutaba del macho (cerdo) asado con congrí y una generosa ensalada, ha quedado en el pasado; es como si en fechas como estas, ya no fuera posible asegurar una cena equilibrada para todas las familias cubanas, a pesar de la persistente actitud optimista.
Afortunadamente, no todo es absoluto. A lo largo de los años, el Estado ha establecido instituciones dedicadas a atender a los más vulnerables: familias numerosas, niños y adolescentes sin apoyo familiar, hogares de ancianos y para personas sin hogar, centros de producción y servicios continuos, entre otros considerados esenciales, donde se logra mantener una cobertura de protección alimentaria mejorada y brindan un ambiente festivo en días tan especiales como estos.
En una breve encuesta realizada en la feria de la avenida de Sueño, en la ciudad de Santiago de Cuba, se recogieron diversas opiniones que, aunque con matices distintos, coincidían en varios puntos críticos: “hay variedad de ofertas, pero no satisface plenamente las necesidades debido a la cantidad y los precios altos; siempre se encuentra algo para llevar a casa; los que tienen recursos no hacen cola, ellos sacan los productos por detrás; y otros llamaron la atención, “hicimos algunos ahorros para comprar un pedazo de carne de cerdo en este establecimiento estatal que la vende a un precio más asequible, pero ya son pasadas las 9 de la mañana y aún no la han traído». La mayoría de las personas entrevistadas atribuyen nuestras carencias a las consecuencias del bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, algunos consideran que las dificultades son el resultado de deficiencias internas, mientras que otros depositan su esperanza en que el 2025 será un año mejor.