lunes 24 noviembre 2025

La limpieza post-Melissa: un deber compartido que no admite demoras

El municipio Tercer Frente todavía respira la tensión de los días posteriores al paso del Huracán Melissa. Las imágenes de techos arrancados, árboles caídos y viviendas dañadas se han convertido en símbolos de vulnerabilidad frente a la naturaleza. Sin embargo, hay una herida menos visible y no menos peligrosa: la acumulación de desechos sólidos y basura en calles, solares y espacios públicos. 

La lentitud con que se avanza en la recogida en un elevado porciento de comunidades es hoy un signo de alerta. No se trata únicamente de estética urbana ni de disciplina cívica: hablamos de un riesgo ambiental que puede convertirse en crisis sanitaria. La basura abandonada y los escombros sin recoger, son terreno fértil para la proliferación de vectores como el mosquito Aedes aegypti, transmisor de enfermedades que hoy golpean duramente a nuestro país. 

Cada resto de escombro acumulado es una amenaza directa contra la salud colectiva. La proliferación de mosquitos, roedores y otros vectores encuentra en ello el caldo de cultivo perfecto. La prevención de epidemias no comienza en los hospitales ni en las campañas de fumigación: comienza en la disciplina ciudadana y en la acción inmediata sobre nuestros espacios públicos. 

El Estado tiene el deber de organizar, garantizar recursos y coordinar brigadas de limpieza. Pero la comunidad no puede permanecer como espectadora pasiva. La recuperación exige protagonismo ciudadano: vecinos que se organicen, familias que limpien sus entornos, jóvenes que se sumen a las brigadas, instituciones que convoquen y acompañen. La pasividad, la espera a que “otros lo hagan”, solo prolonga el peligro y multiplica los riesgos. 

La solidaridad y la disciplina ciudadana son hoy tan necesarias como lo fueron durante la emergencia del huracán. Si en los días de viento y lluvia cada persona se protegió y cuidó a los suyos, ahora la tarea es proteger la salud colectiva con acciones concretas: recoger, limpiar y organizar. 

La recuperación no se mide únicamente en reconstruir techos o restablecer servicios básicos. Se mide también en la capacidad de cada vecino de asumir que la higiene pública es un escudo contra nuevas calamidades. La basura que permanece en las calles es una deuda con la salud y con el futuro. 

Convertir la limpieza en cultura, en hábito, en responsabilidad compartida, es la verdadera victoria frente al desastre. Porque un municipio que se organiza y se disciplina en la higiene es un municipio que se defiende de la enfermedad, que protege a sus niños y ancianos, que honra la memoria de quienes han resistido huracanes anteriores. 

El llamado es claro y urgente: limpiar, recoger y organizar. La prevención de enfermedades y la defensa de la vida no admiten demoras. La responsabilidad es estatal, sí, pero también comunitaria. Y solo juntos podremos transformar la vulnerabilidad en fortaleza. 

El Huracán Melissa ya pasó. Lo que no puede pasar es la indiferencia. La basura acumulada es hoy el verdadero enemigo, silencioso y peligroso. La respuesta está en nuestras manos: en la acción inmediata, en la conciencia colectiva, en la responsabilidad compartida. 

Porque la salud de Tercer Frente hoy no se defiende con discursos, sino con escobas, palas y compromiso ciudadano.

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Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
Saludos desde México. La cultura de la previsión así como la calidad en el trabajo ayuda a los pueblos de…
Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
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