Autores: Jorge Enrique Jerez Belisario, Freddy Pérez Cabrera y Germán Veloz Placencia
Clarisbel, por segunda vez en su vida, tiene que someterse a un tratamiento de radioterapia. En la primera ocasión, tuvo que desplazarse a Santiago, y los gastos fueron muy elevados. Ahora, gracias a la puesta en marcha, nuevamente, del equipo de Radioterapia Externa Cobalto-60 Terabalt Phoenix, puede recibirlo en su provincia, con los médicos que la han tratado desde que comenzó su lucha por la vida, y con el apoyo imprescindible de su familia.
«El tratamiento es muy impresionante porque estás en un búnker, sola, pues las radiaciones afectan a todo el que se acerque, y es importante tener el conocimiento de que eso realmente no duele, no se siente nada. La experiencia más difícil de esta enfermedad es el miedo», dijo Clarisbel Cañete Betancourt, paciente del Hospital Oncológico Marie Curie, de Camagüey.
No todos los tipos de cáncer son iguales, explican los especialistas, hay algunos en los que el tratamiento es paliativo, otros llevan cirugía; pero, si se pasa de tiempo por necesidad de equipo, ya el paciente no tiene la oportunidad de ir a un salón para extraerle el tumor.
A TIEMPO, LA BATALLA SE PUEDE GANAR
Llegamos a tener un año de atraso en la lista de espera. Aquí, en Camagüey, de manera oficial, se atienden pacientes de tres provincias, Ciego de Ávila, Camagüey y Las Tunas, aunque hemos tenido históricamente pacientes en lista de espera del país entero, porque en todas las provincias no existe servicio de radioterapia y, en las que existe, siempre está congestionado y hay atrasos. Por eso nos llegan pacientes de toda Cuba que tienen familiares acá, explicó Noralis Bejerano Calixto, jefa del servicio de Radioterapia, en el hospital oncológicio camagüeyano.
«En un año, se atienden más de mil pacientes y, ahora, este equipo nos permite aumentar los turnos de trabajo, lo que se traduce en la atención a 60 pacientes más diariamente».
La doctora Bejerano explicó que la radioterapia es uno de los tratamientos fundamentales, independientemente de la etapa de la enfermedad.
Tal como explicó José Jorge Hernández García, físico-médico del departamento de Radioterapia, el equipo viene acompañado de agregados que permiten realizar tratamiento en 3d, o sea, con más precisión.
«Es computarizado, y los campos, el ángulo del gancho y la altura de la camilla se ponen exactos», destacó Hernández García.
LA SENSIBILIDAD QUE NECESITA EL PACIENTE
El día en que a la cienfueguera Fermina Rodríguez Fernández le diagnosticaron el cáncer de mamas fue uno de los más tristes y amargos de su existencia. Por su mente pasaron, como un relámpago, miles de pensamientos, todos negativos.
«Pensé que era el final, que todo se había acabado. Pensé en mi familia y en lo duro del proceso que vendría en lo adelante, con largas sesiones de quimioterapia y luego de radioterapia, las que sabía que serían bien difíciles de soportar», rememora la fémina, quien recuerda que, en un principio, se encerraba en su cuarto a llorar para que su familia no sufriera lo mismo que ella.
Luego de operada, Fermina debió comenzar el proceso de tratamiento hasta llegar a la radioterapia, que sería definitoria en el combate a las células malignas y en su cura. Entonces surgió un gran problema. El equipo al que había sido asignada, ubicado en el hospital oncológico Celestino Hernández, de Santa Clara, estaba roto debido al enorme sobreuso, por lo cual debió acudir a provincias tan distantes como Pinar del Río o Camagüey, para empezar a recibir las veinticinco sesiones de radioterapia que necesitaba.
«Eso era muy difícil para mí y para la familia. Si encima de la enfermedad, usted le adiciona un viaje tan largo y costoso, además del hecho de estar lejos de su casa…; le aseguro que muchas veces pensé en dejar el tratamiento y que pasara lo que tenía que pasar», nos dice la atribulada mujer.
Sin embargo, gracias al esfuerzo del Sistema de Salud cubano, que, en medio de las serias limitaciones de todo tipo que ahora mismo vive, se preocupa por garantizar la asistencia a los enfermos de cáncer, ya Fermina no tendrá que ir a otros territorios a curar su padecimiento, al quedar instalado aquí un moderno equipo de Radioterapia Externa Cobalto-60 Terabalt Phoenix.
En el hospital santaclareño, la cienfueguera fue recibida como todos los pacientes que acuden allí, con la amabilidad y el buen trato que merece este tipo de enfermos. «Usted ve lo sofisticado que está ese equipo, eso es nada comparado con la profesionalidad que caracteriza a todos los que aquí laboran», dice Rodríguez Fernández, quien se deshace en elogios para el colectivo de radioterapia del Celestino Hernández: «Las personas aquí son maravillosas; todos te tratan como si fueras familia de ellos. Yo creo que con eso empieza una a curarse».
Sobre el tema, Yasel Rodríguez Ordoñez, licenciado en radioterapia que maneja el equipo, reconoce que es una profesión con un componente humano esencial.
«Estos son pacientes muy sensibles, que se deprimen muy fácil, y en lo primero que piensan es en la muerte y en que todo está perdido; pero no siempre es así porque, gracias a esta tecnología y a la quimioterapia, hemos logrado salvar muchas vidas», explica Yasel.
Por su parte, Ariel Bartumeu Cárdenas, licenciado en Tecnología de la Salud, quien se encuentra al frente de los especialistas que operan el equipo de radioterapia, explica que se trata de una tecnología para favorecer a cientos de personas de la región centro oriental de Cuba, quienes, por carecer de este servicio, se veían obligados a recorrer largas distancias para poder ser atendidos.
Dijo, además, que entre el 70 % y el 80 % de los pacientes oncológicos necesitan ser asistidos con radiaciones.
«TE ENTREGO MI VIDA»
La doctora Samanda Liy Marrero tiene 33 años, es especialista en Radioterapia Oncológica y jefa de ese servicio en el Hospital General Vladimir Ilich Lenin, en Holguín. Cuando habla de la labor que realiza, brotan la solidez de su preparación profesional y el profundo compromiso con los pacientes.
«Contamos con dos equipos de Cobalto, pero estuvimos trabajado cerca de cuatro años con uno, que es el más viejo, y que no dejó de funcionar gracias al cuidado que se pone en su uso. El instalado en 2000 estuvo sin operar desde 2020 hasta el pasado año, cuando especialistas checos le cambiaron la fuente dañada por una nueva, a lo que siguió el proceso de verificaciones rigurosas que realizan los organismos competentes.
«Al seguir las estadísticas, se observa que, entre enero y junio de este año, hemos atendido a 700 personas de las provincias de Holguín, Las Tunas y Granma. Gracias a tener trabajando dos equipos de Cobalto, se ha logrado adelantar los casos de la lista de espera. Aquí, es de seis meses y, en la mayoría de los territorios con centros oncológicos, es de ocho a 11».
Con ambos equipos siguen las patologías oncológicas más frecuentes, que son, según enumera, las de cabeza y cuello, tumores ginecológicos y de mamas, a los que siguen los de las vías digestivas y los de próstata, en cuyos tratamientos ella se ha especializado, igual que ocurre con los de pulmón y con los tumores periféricos.
«Anualmente, recibimos más mujeres que hombres, por lo general, por patologías ginecológicas. Además, estamos apreciando un crecimiento de tumores de cabeza y cuello en las féminas, lo que atribuimos al incremento de las que fuman y consumen bebidas alcohólicas.
«También atiendo a pacientes con problemas oncológicos de piel. Aquí disponemos de un equipo de Rayos x, para el denominado tratamiento superficial. Puedo asegurar que hay un incremento de los tumores no melánicos de piel. Se ha notado que la mayoría de los pacientes derivados a radioterapia no requieren de cirugía.
«De acuerdo con mi experiencia, en sentido general, más del 50 % de los casos que se tratan con radioterapia se resuelve. Cuando el paciente concluye un tratamiento radiante, se le da un margen de tiempo para realizarle una reevaluación, y es esta la que nos muestra el resultado, que puede ser la solución total o el alargamiento de la vida».
Samanda jamás se vale de una oficinista o secretaria para comunicar a un enfermo el día en que le corresponde una cita. Cuenta que, cuando los llama y les confirma la disponibilidad del equipo para concretar el tratamiento, siente en el acto la alegría de aquella persona.
«El paciente contactado llega puntualmente a la consulta, con un ánimo que no hay quien se lo quite. Y, aunque estén mal, cambian. Mire, han entrado en sillas de ruedas, decaídos, desesperanzados, y han salido caminando por sus propios pies. Eso lo he visto muchas veces.
«Aquí la mayoría de los pacientes llega con lo único que tienen cuando se sienten enfermos, es decir, la esperanza de vivir. Su reacción es la de “te entrego mi vida”».
Y por esa confianza y esas vidas Cuba no deja de luchar. Siendo un país bloqueado que enfrenta disímiles escollos cada día, no ceja en el empeño de darles una segunda oportunidad a quienes se aferran a las ganas de vivir.