domingo 17 agosto 2025

Jóvenes, redes sociales y resistencia: una lección desde la jubilación

Ser jubilado puede parecerse a ser adicto a las redes sociales: si no haces un esfuerzo consciente por salir y vivir la vida real, corres el riesgo de terminar confundido, mal informado o con una visión distorsionada del mundo, basada más en los asuntos ajenos que en los propios. Estar jubilado no debería significar estar desconectado de la realidad cotidiana, porque a veces, casi sin notarlo, uno puede quedar atrapado en historias ficticias generadas por personas que, consciente o inconscientemente, se convierten en vehículos de noticias falsas. Un ejemplo evidente de ello es el juicio generalizado que algunos suelen hacerse sobre los jóvenes, con frecuencia influenciados por rumores infundados acerca de su conducta.

Esta mañana del 16 de abril amaneció especialmente húmeda en Santiago de Cuba, tras los fuertes aguaceros de la noche anterior. Fue en ese contexto que me encontré con Alfredo, un pariente que me saludó con afecto y entusiasmado porque, según me dijo, “hoy es el Día del Trabajador del Partido, y aunque ya estoy jubilado, voy a participar en una actividad del núcleo”. Ya no pertenece al de su antiguo centro laboral, sino al de su zona de residencia, pero estaba visiblemente feliz, se sentía valorado: “No como algunos, o mejor dicho, muchos que, después de jubilarse, han sido prácticamente olvidados” en sus respectivas organizaciones laborales, me comentó con una mezcla de orgullo y de crítica.

Como Alfredo, muchos celebran por estos días. Quienes lo han dado todo como militantes y trabajadores del partido y vivieron la epopeya de Girón conocen, mejor que nadie, el verdadero significado del sacrificio por defender la Revolución, esta Revolución que, pese a estar marcada por dificultades, sigue bregando con la esperanza de alcanzar ese anhelado estado de bienestar que el pueblo cubano se merece. No ha sido fácil: durante más de 65 años, el país ha resistido el peso de un bloqueo implacable, impuesto por “el norte revuelto y brutal que nos quiere plagados de miserias”, como advirtiera con tanta claridad, el Apóstol José Martí.

La curiosidad periodística me llevó, en horas de la tarde, hasta la casa de Alfredo (vivimos en el mismo barrio) y me recibió con la misma calidez de la mañana y, entusiasmado, me contó: “La pasé bien, compartí con mis compañeros, recordamos momentos inolvidables, revisamos fotos, nos pusimos al día sobre nuestras familias y también hablamos de las muchas dificultades que estamos enfrentando, sobre todo los jubilados”. Pero reconoce que nada como aquellos primeros años de la Revolución, y lo dijo con cierta nostalgia, cuando, como parte de las milicias, “participé en las movilizaciones contra las bandas de alzados contrarrevolucionarios que actuaban en Oriente y, aunque no estuve en Playa Girón, me sentí como si hubiera estado, porque desde aquí apoyé para que se consolidara la victoria”.

Alfredo está cumpliendo 77 años por estos días. Tenía apenas 15 cuando se puso por primera vez el uniforme de las Milicias Nacionales Revolucionarias: “Participé en la lucha contra grupos de desafectos que se estaban organizando en la zona de Baracoa (Yateras, Imías, San Antonio, Puriales…)”, recuerda con precisión y añade con algo de pesar: “Me lamento por no haber estado en Girón, aunque un tiempo después estuve en el Escambray, allá en la provincia de Las Villas”.

De regreso a casa, pasada ya la hora del mediodía, Alfredo decidió sentarse un rato en el parque de la rotonda de la Avenida Manduley, en Vista Alegre. Aprovechando lo acogedor del lugar, sacó su teléfono móvil y, con cierta destreza, teniendo en cuenta su edad, se conectó a internet. Fue entonces cuando, desde unos diez metros de distancia, un joven que estaba acompañado por otros compañeros le advirtió: “Profe, tenga cuidado, podría aparecer alguien y tratar de arrebatarle el móvil”. Alfredo agradeció la advertencia y guardó el teléfono. ¿Y saben cuál fue la reacción de los muchachos? “Profe, si tiene algo urgente que revisar, hágalo, nosotros estaremos atentos”.

A su favor, este miércoles 16 de abril resultó ser un día especialmente provechoso para Alfredo. “Ratifiqué que uno no puede juzgar la realidad solo desde su propio punto de vista sin contrastar otras vivencias y criterios, incluso sobre un mismo asunto”, reflexionó. Y fue enfático: “Es muy real la vulnerabilidad de los jubilados ante el deterioro del nivel de vida en Cuba, pero para mí lo más importante es luchar y resistir, porque estoy convencido de que venceremos”. Después del gesto amable de aquellos jóvenes, Alfredo reafirmó la convicción profunda de que: “No todo está perdido”.

Destacadas
Comentarios
Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
Saludos desde México. La cultura de la previsión así como la calidad en el trabajo ayuda a los pueblos de…
Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…